Corre por los madriles y amenaza con venirse para acá, un polémico autobús que está escandalizando al personal tratando de hacer ver que existe un problema, una “desviación a corregir”, con los niños que nacen con vulva y con las niñas que nacen con penes.
Detrás de esta gente tan preocupada por “los desaciertos de Dios” está una organización fundamentalista ultracatólica financiada con dinero público, más de dos millones de euros, por obra y gracia del generoso gobierno de Rajoy. Curioso que gente tan piadosa no tenga la menor piedad ni respeto hacia unas personas, niños y niñas cuyo único crimen es haber nacido diferentes
Es una pena que gente tan preocupada por estos y otros temas de género no pongan en marcha una flotilla de camiones para ir denunciando los innumerables casos de pederastia conventual y/o eclesial que se vienen descubriendo mes sí, mes también, y que suelen gozar del beneplácito de la mayoría de los obispados.
Yo, de verdad, flipo ante el slogan “#Que no te engañen” porque no acierto a saber si eran conscientes de lo que iban a “poner a huevo”: el cachondeo que se ha montado con el dichoso slogan. Los hay quienes utilizan el mismo estilo y grafía para dibujar curas y obispos y te previenen contra lo que hay debajo de sus faldas: #Que no te engañen. Otros hacen comparaciones burlescas acerca de la credibilidad de quienes dicen ser serios cuando hablan del “problema sexual” de los niños y de las niñas de referencia y luego van diciendo que se creen aquello de que un palomo dejara preñada a una virgen y que esta, después de parir, continuara siendo virgen. Y van y se lo creen: #Que no te engañen.
Se están recogiendo firmas para pedir al gobierno que les retiren la millonaria subvención y para ello será imprescindible quitarles la calificación de “Organización de Utilidad Pública” que, en este caso sí, “sabe dios” quien se la habrá concedido.
A este tipo de gente hay que tomársela en serio no solo por su peculiar modo de practicar su tan cacareada “caridad cristiana” sino porque cuando se mueven, generalmente, es para hacer daño tal como en esta ocasión, a niños y niñas indefensos, víctimas de acoso escolar en muchas ocasiones por nacer diferentes pero con todo el derecho del mundo a que se les deje vivir su vida y su sexualidad en paz.
Parece mentira que en pleno siglo XXI queden todavía personas y organizaciones capaces, por creencias religiosas de índole talibánicas, de tratar de impedir la libertad de conciencia y de ideas, de intentar IMPONER las suyas por todos los medios posibles. Son los mismos que hablan de “libertad de conciencia” y de adoctrinamientos y luego bautizan a una indefensa criatura cuando aún no tiene una semana de vida.
