Sin respeto a nada

Escrito por Carlos Gil Santiago
Viernes, 22 Septiembre 2017 17:01

Hace unos días, en una conocida red social, alguien pedía a Dios que me llevara “al caloret”, junto a Rita Barberá, por compartir un artículo acerca de la sentencia del caso Noos con cuyo resultado no parecía estar demasiado satisfecha. No es que me preocupe demasiado que desde el cielo se pueda hacer caso a semejante personaje, pero su comentario me hizo platearme qué pretende avanzar esta sociedad con semejantes actitudes.
 
Recientemente, he llegado a pensar si en la versión moderna de la carrera política, el respeto es una asignatura convalidada. Venimos asistiendo a un proceso de degeneración de la tolerancia hacia las ideas de los demás que empieza a resultar preocupante en una sociedad que debería priorizar el mantenimiento de sus valores fundamentales sobre la defensa de la propia ideología si, de verdad, pretendemos seguir viviendo en democracia.
 
Aunque el proceso viene de lejos, la llegada de la “nueva política” no ha hecho más que acelerar la generalización de la intolerancia hacia aquellos que piensan de forma diferente. Ahora, todo vale por defender las propias ideas, aunque los argumentos sean únicamente el insulto, la descalificación y el atropello a las que son diferentes. Pero el problema se agrava cuando vemos como esta falta de respeto no está solo en la calle sino que comienza en los representantes en las instituciones. Leyendo como el secretario autonómico de empleo considera gracioso el estado de salud del expresidente Eduardo Zaplana, y se permite compartir, con la diputada Mollá, chistes y burlas acerca de su desgaste físico provocado por el cáncer, no podemos esperar que sean los afiliados (añádase también, simpatizantes) de estas fuerzas políticas quienes utilicen una forma más sana de hacer política.
 
Una sociedad democrática es una sociedad que debe promover un pensamiento plural sin necesidad de pasar unos por encima de otros. Un entorno donde sensatez, respeto y cordura sean valores creídos, aceptados y practicados por todos para con quienes tienen otra manera de pensar. El respeto a la democracia es el respeto a los demás, en una sana confrontación de ideas y proyectos donde la decisión de la mayoría se prioriza en la acción de gobierno.
 
Pero, yendo más allá, el respeto a la democracia, empieza por el respeto a la ley. Y algo falla en este planteamiento cuando el presidente de nuestras Corts Valencianes, la segunda institución en nuestra Comunitat, se atreve a dar su apoyo, explícito y a través de su cuenta oficial, a un referéndum ilegal o cuando la posición política de algunos miembros del tripartito pasa por dar apoyo a las ansias independentistas catalanas, con el beneplácito, ahora sí, de la comprensión de la diversidad en sus socios de gobierno.
 
Un estado democrático es algo que debe tomarse en serio, mucho más serio de lo que parecen pensar estos emergentes advenedizos para quienes la política es la imposición de la propia idea frente a cualquier pensamiento divergente. Un estado democrático es un espacio de convivencia pacífica, donde tienen cabida ideas iguales y distintas a las de cada uno, donde la pluralidad debe ser vista como una oportunidad y nunca como una amenaza.
 
Si no somos capaces de entender que todos no somos iguales, que no podemos pensar todos lo mismo, que no podemos defender una misma ideología, pero sí debemos estar todos sometidos a una legislación común, le estamos haciendo un flaco favor a nuestro país y, como consecuencia, nos estamos haciendo un flaco favor a nosotros mismos.
 
Y eso exige respeto. Ese respeto que empieza en cada uno y se extiende a todas nuestras relaciones con los demás, incluso aquellas que recoge nuestra Constitución y nuestras leyes. Solo el respeto puede mantener la convivencia, y permitir que cada uno persiga, luche y defienda sus intereses y sus ideas. A ver si somos capaces de revertir este proceso de intolerancia porque, de ninguna otra manera, podremos asegurar que vivimos en una sociedad democrática.
 
Carlos Gil Santiago
Alcalde de Benavites

 

 

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