Aeropuertos sin aviones y polígonos sin industrias

Escrito por Ramón García Ortín
Viernes, 04 Agosto 2017 15:54

En diciembre del 2014 Carlos Fabra, el que fuera presidente de la Diputación Provincial de Castellón, entró en prisión, después de un largo proceso, condenado por defraudar a Hacienda 700.000 €, sin embargo no fue este fraude lo que definitivamente lo lanzó a la “popularidad”, sino la construcción del aeropuerto de Castellón, que ha sido considerado como el paradigma del despilfarro, Fabra justificaba su construcción como necesaria para convertir Castellón en una zona turística y de ocio, todo, al calor de la burbuja especulativa inmobiliaria, un aeropuerto sin aviones, era y es la frase con la que se ha definido este aeropuerto.
 
Echemos ahora un vistazo a nuestro municipio, a principios de los años 70 se realizan las expropiaciones para la construcción del gran complejo industrial de la IV Planta Siderúrgica Integral, expropiaciones que alcanzan los 9 millones de metros cuadrados, es decir unos 9 km2, de los cuales no llegaron a 2 millones de metros cuadrados los que se emplearon para la primera fase, la Laminación en Frío, el resto de los terrenos, la mayoría huertos de naranjos y frutales, quedó en barbecho.
 
Según un estudio financiado por la Cámara de Comercio Industria y Navegación de Valencia, el Banco de Bilbao y otras entidades financieras, publicado en 1974, el proyecto de la IV Planta generaría unos 8.000 empleos directos, a añadir a los 4.000 ya existentes en la entonces cabecera de AHV, 3.250 en industrias arrastradas y 10.740 inducidos, en total 21.990 empleos. Las previsiones divulgadas por los voceros del régimen eran muy superiores.
 
Diez años mas tarde en 1984, no es que se hubiesen creado más o menos empleos directos o indirectos, es que de los 4.000 que existían en la siderúrgica se redujeron a poco más del millar, quedando un solar de más de 7 kilómetros cuadrados improductivo (unas 8.400 hanegadas) donde anteriormente existía una actividad agrícola.
 
En el año 2002, siendo Eduardo Zaplana presidente de la Generalitat Valenciana y Cristóbal Montoro, ministro de Hacienda del Gobierno de J.M. Aznar, anuncian que la SEPI (Sociedad Estatal de Participaciones Industriales) y el SEPIVA (sociedad homóloga dependiente de la Generalitat), iban a construir el mayor parque empresarial de Europa, Parc Sagunt, desarrollando 15 millones de metros cuadrados de suelo industrial en dos fases, la primera de ellas, Parc Sagunt I, se ubicaría en el terreno urbanizable expropiado para la IV Planta y el resto, Parc Sagunt II, contiguo al primero, al otro lado de la carretera a Puzol hasta prácticamente la carretera N-340. Junto con el proyecto, el señor Zaplana publicitaba que el mismo iba a generar entre 25.000 y 30.000 empleos.
 
En octubre de 2007, el President de la Generalitat, Francisco Camps, a mitad de urbanizar, inauguraba la primera fase de Parc Sagunt y declaraba que las 50 empresas que iban a instalarse habían adquirido el 80% del Parque, lo que suponían 4.500 empleos. Diez años más tarde de las 50 empresas anunciadas solo hay 3, y la segunda fase del Parque sin realizar, ¡afortunadamente!
 
En este año 2017, continúa el mismo culebrón, así, el actual presidente de la Generalitat, Ximo Puig, anunciaba que en breve se pondrá en marcha Parc Sagunt II tras vender en meses el 70% de la primera fase. Si sumamos el 80% vendido por el Sr. Camps y el 70% vendido por el Sr. Puig, resulta que se ha vendido el 150% de ese polígono, alguien tendrá que explicar a qué se debe semejante elasticidad del Parque, porque no nos pasa por la cabeza que los Molt Honorables Senyors vayan a mentir. Y siguen habiendo las mismas tres empresas en producción.
 
Mientras tanto y en plena euforia urbanística, se desarrolló un nuevo polígono industrial, el Camí a la Mar, junto al polígono SEPES, otro millón de metros cuadrados de las mejores huertas de naranjos del municipio convertidas en un erial, aquí el número de empresas instaladas no llega a 3.
 
Creo que ha llegado el momento de plantearse si este tipo de “desarrollo” industrial es viable, sostenible o solamente es especulativo, porque otra forma de hacer las cosas sí es posible, podríamos perfectamente ir generando suelo industrial conforme vayan apareciendo las necesidades, aún con algo de antelación, pues la administración municipal tiene herramientas para ello, también la Generalitat y mucho más la Administración Estatal.
 
¿Qué diferencia hay entre los aeropuertos sin aviones y los polígonos sin industrias?, ¡ninguna!, y si tenemos en cuenta que la superficie agrícola destruida en polígonos industriales sin industrias en nuestro municipio es superior a la superficie dedicada al cultivo por nuestros vecinos de la Mancomunidad de los Valles, cuya economía está basada casi exclusivamente en la agricultura y en la manipulación de sus productos, y que de ella viven cerca de 9.000 personas, tendremos que concluir que la política de transformar tierras de cultivo de forma desaforada en eriales, con el título de polígonos, no casa muy bien con la creación de puestos de trabajo, argumento espurio con el que sistemáticamente se pretende justificar cualquier desacato.
 
Plantearse ahora el desarrollo de un Parc Sagunt II, 6 kilómetros cuadrados, estando mas de 3 kilómetros cuadrados de suelo industrial vacío, es decir duplicando el suelo industrial existente, a costa de destruir más suelo agrícola con el consecuente destrozo irrecuperable del territorio, es un despropósito que entra en contradicción flagrante con lo que se dice perseguir, la creación de empleo y el equilibrio territorial y solo tiene explicación desde un punto de vista especulativo.
 
Ramón García Ortín
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