20 años

Escrito por Sergio Muniesa Franco
Viernes, 21 Julio 2017 12:49

El 12 de julio de 1997, quienes ya tenemos una edad suficiente, recordamos donde y con quien estábamos cuando se conoció la noticia del asesinato del concejal del PP, Miguel Ángel Blanco, secuestrado por ETA cuarenta y ocho horas antes.
 
Un chantaje dirigido a todos los españoles, que a partir de aquel momento hablamos con una sola voz, alto y claro,con un grito unánime, con un ¡basta ya! Un posicionamiento de toda la sociedad, claro y decidido por la libertad. En hacerles ver que éramos más en la defensa de unos valores democráticos que una banda de asesinos no iba a poder callar.
 
Un momento, en la historia contra el terrorismo de ETA, que fue capaz de aunar un sentimiento social multitudinario de rechazo sobre quienes, arrogándose la titularidad del pueblo vasco, no son más que asesinos y que fueron capaces de generar algo que hasta entonces no se sentía, como la solidaridad con todas las víctimas, familiares y allegados. Y lanzar aquel grito unánime de ¡vascos, sí; ETA, no!
 
Un punto de inflexión que nos hizo caminar sin miedo. Nos conmovió a todos porque era como si hubieran secuestrado y dado muerte a Miguel Ángel, un amigo de toda la vida. Nadie pensó lo que era o el cargo que tenía. Lo mataron por lo que representaba.
 
Pensamos que no iba a ocurrir, 48 horas de espera, en la que nos concienciamos que debíamos detener esa barbarie y nos pintamos las manos blancas, como manera de unir y visualizar ese sentimiento. Lo llamaron el espíritu de Ermua.
 
Un símbolo de todos, que 20 años después parece que hay quien se avergüenza y se empeña en embarrar todo lo que significó e inexplicablemente vemos como hay grupos que quieren borrar porque se me antoja les parece un recuerdo molesto o lo que es peor, que recordarlo supone dar ventaja política al PP.
 
Este pasado 12 de Julio, nos sumamos al minuto de silencio que se había convocado por la FEMP. No entraré en por qué la pasividad y retraso en sumarse a esa convocatoria por parte del gobierno local de Quico Fernández o en el por qué tanto reparo y negativa previa en colocar una pancarta con su cara, en recuerdo de Miguel Angel Blanco. Eso ya nos encargamos de ponerlo.
 
Pero la sorpresa y paso inmediato a la indignación fue cuando el Equipo de Gobierno decidió no leer el comunicado oficial de la Federación Española de Municipios y Provincias en el que se pedía “propiciemos un sentido recuerdo a Miguel Angel Blanco, (…) y con él a todas las víctimas de la sinrazón terrorista que tanto dolor nos causó.
 
El gobierno cuatripartito que dirige el Sr. Fernández, hace un flaco favor al ponerse de perfil y no querer ser claros contra quienes usan la violencia y empuñan un arma para imponer su ideario a quienes simplemente piensan diferente y créanme que esto no se salva colocando alguna pancarta para cubrir el expediente.
 
Parece que ese cúmulo de actuaciones están mediatizadas por las versiones oficialistas de la izquierda en las que recordar a Miguel Ángel “significaba hacer de menos al resto de víctimas” y pretender además hacernos caer en la pesada de convertir esto en una falsa visión de conflicto político, donde la realidad, es que la paz, ni la libertad se negocian.
 
No es normal que 20 años después, nos topemos con estas ridículas maniobras que ensombrecen querer mantener vivo un espíritu que, si de algo fue capaz, fue la de representar, en su imagen, el dolor y la sinrazón del terrorismo y convertirle en un símbolo de la democracia española.
 
Aglutinar a toda una sociedad, algo que supongo no gusta a quienes se empeñan en vender que por el terreno que ocupan son distintos al resto y ven el peligro, nuevamente, de hacer sonar al unísono, a todo un país cuando se ve sometido al chantaje.
 
Un recuerdo, sí, a Miguel Ángel Blanco, pero con ello absolutamente a todas las víctimas y un reconocimiento a toda la sociedad que a partir de aquel 12 de julio, momento del secuestro se “levantó democráticamente en defensa de la libertad, de la paz y de la convivencia” y que al minuto siguiente de ese asesinato, lo convirtió en un símbolo. Eso es algo que no se debe olvidar ni ocultar a las nuevas generaciones.
 
Es algo por lo que sentirnos orgullosos y que se debe fomentar, pero el empeño, fundamentalmente de algunas fuerzas de la izquierda y nacionalismo radical de querer hacer olvidar la barbarie de ETA, una vez ha dejado de matar, debe verse superada por la voluntad de quienes como en aquel 12 de julio de 1997, al instante de haberle segado la vida a aquel chaval de Ermua por el simple hecho de no pensar y no ser como querían, salimos a defender lo que representaba.
 
El problema no es recordar a Miguel Ángel, es reactivar la conciencia social contra las pretensiones imposibles. Y eso es lo que ha llevado a determinados grupos de la izquierda y nacionalistas a la mediocridad de negarse a su recuerdo.
 
ETA tiene que pedir perdón a todos, a las víctimas y después desaparecer. Ese espíritu debe ser recordado y trasladado a las nuevas generaciones como muestra de rechazo absoluto al terrorismo, como imagen de la solidaridad, al recuerdo y el homenaje permanente de todos los ciudadanos con las víctimas y con un Estado de Derecho que defiende la libertad y la igualdad contra el chantaje, sin contraprestaciones. Ese es el único final posible.
 
Sergio Muniesa Franco
Portavoz del PP en el Ayuntamiento de Sagunto

 

 

SUCESOS

SALUD