Qué pesadez volver a hablar de corrupción

Escrito por Francisco Gómez Caja
Viernes, 28 Abril 2017 13:51

Hablando de los políticos y de la corrupción ya he utilizado alguna vez la frase de un filósofo francés que dijo: “Cuando uno no vive como piensa, acaba pensando cómo vive”. El dinero lo tienen los ricos y las empresas, los políticos que los defienden son los que más fácilmente caen. Es algo tan natural, como que el riesgo de contagio es mayor cuando convives con personas que están resfriadas. La diferencia es que nadie persigue un resfriado, pero no he conocido a nadie que no quiera el dinero.
 
Un periódico alemán cuyo nombre abreviado es S/Z decía: La clase política española sabe repartir dinero, pero nunca ha aprendido a generar riqueza. Lamentablemente no cabe imaginar que unos políticos con esta mentalidad, sean capaces de sanear un país.
 
Así tenemos que no hace mucho la Guardia Civil ha destapado como se enriqueció con un entramado de empresas la familia Rato. Fue gracias a las privatizaciones de sociedades públicas de los primeros años del gobierno de Aznar. Durante 15 años cinco empresas familiares alguna de ellas con un solo trabajador, facturó, a nueve compañías privatizadas 80 millones de euros. Casi 30 millones los facturo mientras el proponía las privatizaciones, y era vicepresidente entre los años 1998 y 2004. Estos pagos se extendieron hasta el año 2013, estas empresas fueron Aldeasa, BBVA, Endesa, Azucarera, Iberia, Telefónica, Retevisión, Repsol, Logista y Paradores que continua siendo pública, porque está de presidenta y consejera delegada Ángeles Alarcó su ex mujer, que cobra 178.183 euros, y claro está, mientras ella los gestiona se han acumulado unas pérdidas de 62 millones, y han necesitado 130 de fondos públicos para evitar la quiebra.
 
Una de las empresas más generosa fue Endesa, que desde 1998 ha pagado 60 millones. Luego nos venden que la electricidad no puede ser más barata, lógico si los políticos al más alto nivel están para hacernos la vida imposible. Porque con la corrupción de las personas que dirigen el país, es que nosotros perdemos todos nuestros derechos, estamos a merced de los buitres. Pero al señor Rato con nueve causas abiertas, muchas conocidas por todos, como el tema de las tarjetas, solo se le ha retirado el pasaporte.
 
Otra familia aun más reciente la de Ignacio González ex presidente de la Comunidad de Madrid. Sitúan a González en el epicentro de la operación “Lezo”, iniciada judicialmente en julio del 2016, y que estalló el pasado 19 de abril con 12 detenciones, entre ellas su hermano, su cuñado, y el propio González que sigue en prisión.
 
Los hechos que se le atribuyen se estructuran en cinco apartados: La instrumentalización de la agencia de informática y comunicaciones de la Comunidad de Madrid (ICM), para financiar al PP; la obtención de comisiones ilegales por adjudicaciones relacionadas con el canal de Isabel II, organismo del que se hizo cargo González en el 2003; el enriquecimiento a través de plusvalías ilícitas e inversiones realizadas por el canal; el supuesto cobro de comisiones por la adjudicación a (OHL) del tren de Móstoles a Navalcarnero, y la ocultación y “lavado” del dinero conseguido. Por ello se le atribuyen delitos de organización criminal, malversación de fondos públicos, fraude en la contratación, prevaricación, falsedad documental, y blanqueo de capitales
 
Y a pesar de tantos políticos corruptos, dicen que la economía está mejorando, fíjate lo que pasaría si fueran eficientes y honrados.
 
Pero para que eso sea posible tiene que crecer una generación, que desde la indignación desarrolle otra comprensión de política de partido. España necesita nada menos que una segunda transición. Ahora seria desde la dictadura de la corrupción, a una verdadera democracia.
 
La pregunta es ¿Y cuándo empezó esto? Está claro que la corrupción a los bestia empezó con Felipe González. Hace poco se ha celebrado los 25 años de la Expo de Sevilla. No recuerdan a don Jacinto Pellón, un ingeniero cántabro a quien los políticos y prensa le atribuyeron los “pellones” La unidad de corrupción para acceder a cualquier cosa de la susodicha, cuando precisamente este hombre parece ser que era el más honrado, pero fue utilizado de pantalla, al final es que las irregularidades contables llegaron a mas de 35mil millones, que no se sabe como desaparecieron.
 
La última legislatura del señor González iniciada en junio de 1993 terminó en una explosión de escándalos (la sensación que se tenia es que el que no robaba estando en la administración es porque era tonto, los que no lo vivieron no se lo pueden ni imaginar, siempre se sospechaba que cuando la administración hacia algo, era por los beneficios de la corrupción, y era una realidad). Esto condujo al adelanto electoral de marzo de 1996 y a la derrota del PSOE a manos de José María Aznar (cuantas veces le dijo el del bigote “Váyase Vd. Sr. González”). Porque solo se enteraba de la corrupción por la prensa. Es evidente que el país hubiera agradecido entonces que se hubieran tomado las medidas oportunas, para que a partir de aquí se hubiera acabado con la corrupción.
 
Pero el Partido Popular siguió con el pacto no escrito que tenia Felipe entre la clase política, y la elite económica-financiera. Una oligarquía decidida a enriquecerse a manos llenas, contando con la ausencia de controles democráticos, y con un sistema judicial domesticado (aun tenemos jueces politizados de entonces y jueces politizados de después).
 
Dicen que la carrera hacía el enriquecimiento ilícito, la había iniciado ya a finales de los 70 el propio Monarca, titular hoy de una fortuna estipulada según él The New York Times en 2,600 millones de dólares. ¿La de Felipe González será semejante a la que dicen que tiene Jordi Pujol? por lo que apuntan así es, pero al primero como al segundo nadie los tocara
 
Un sistema democráticamente pobre, y profundamente corrupto, con Aznar en el poder, con abundancia de dinero en circulación, hizo de la corrupción el medio de vida de instituciones, sindicatos y partidos, y de miles de españoles.
 
¡No queda nada sano! Yo recuerdo en aquellos tiempos anteriores al año 1996, como representante de un grupo de vecinos, tuve que recurrir a la Universidad Politécnica Valencia para corregir un proyecto de reparación de viviendas totalmente corrupto y por tanto nefasto.
 
Y volvió a ganar el PSOE con ZP al frente, y el Sr. Mariano al frente de una organización anquilosada dominada por el caciquismo provincial más rancio, Rajoy de la primera legislatura de ZP fue incapaz de regenerar un partido que ya lo estaba pidiendo a gritos, ya muchos no les habían votado por qué votar a la derecha era votar a la corrupción.
 
En las últimas elecciones tuve la oportunidad de decirle a un miembro del congreso por Valencia que se estaban equivocando, llevando a Rajoy como cabeza de lista, pero la estructura jerarquizada de los partidos políticos aconseja dar siempre la razón al jefe, porque si no es así no sales en la foto. Aunque tengo que reconocer que algo últimamente está cambiando, cuando la señora Cristina manda que se investigue el entuerto que le ha dejado el que le ha precedido en el cargo, siendo de su partido.
 
Pero después del escándalo Bárcenas, Rodrigo Rato, e Ignacio González, esto no tiene más remedio que apuntar ya a la incineración de una generación de políticos del Partido Popular. Ellos dicen que la corrupción que sale ahora era del pasado, pero es que resulta que todos Vds. estaban en el pasado. Hay una necesidad inaplazable de refundar el Partido Popular, y de que Mariano se vaya. Aunque esto es una opinión muy personal. La realidad es que en Francia ya no va gobernar ninguno de los partidos que lo ha hecho en estos últimos 60 años, los votantes ya están hartos de mentiras.
 
La pregunta de millones de españoles, ahora que hacemos para librarnos de esta, donde está la salida de incendios, que diseño de país queremos para los próximos 30 o 40 años, la tarea se vuelve particularmente complicada. La crisis política viene acompañada de la mayor crisis económica de nuestra reciente historia, de la que dicen que estamos saliendo, pero si lo hacemos es mucho más pobres, más vulnerables, más indefensos y desvalidos, y de la que no será posible salir de una, sin resolver la otra, y viceversa, porque no hay posibilidad de construir una economía moderna sin una democracia que funcione. Como he dicho los derechos de las personas se pierden por culpa de la corrupción, y no nos vale que nos digan que han legislado 70 medidas contra esta, si el fiscal general va poniendo solo a los dóciles, o tapando las investigaciones, o no le dan a los jueces sanos los medios para poder trabajar.
 
La realidad es que somos un país más pobre por culpa de la corrupción, 90 mil millones más pobres según constata la Universidad. ¿Y cuánto más pobre somos en desanimo social?
 
Estamos muy lejos de Inglaterra, que un ministro tuvo que dimitir por no pagar una multa de tráfico.
 
Lincohn dijo: «Se puede engañar a parte del pueblo parte del tiempo, pero no se pude engañar a todo el pueblo todo el tiempo».
 
Un abrazo de Paco.
 
Francisco Gómez Caja

 

 

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