Un Gobierno Mundial Invisible

Escrito por Francisco Gómez Caja
Viernes, 31 Marzo 2017 11:24

En estos días pasados de fallas, y en el famoso viernes festivo, se me ocurrió ir a la mascletà de Valencia en autobús. Tuve que enterarme que el horario no era el habitual, había menos servicio ya que se consideraba como un sábado, (son fallas y viajan más personas, pero hay menos servicio). Es por ello que autobús iba atestado con unas veinte personas de pie. Un autobús sin ventanillas con el calor que hacía, y el señor conductor por supuesto no puso el aire acondicionado, menos mal que el trayecto es corto, porque sino alguien hubiera terminado con una lipotimia. Parece ser que la orden es ahorrar combustible, porque a la vuelta ocurrió lo mismo, solo que entonces el autobús no iba lleno, ya que lo desvían por Tránsitos, y los pasajeros de las Torres de Serrano se quedan en tierra. (No hay como tener políticos ineptos gobernando). Creo que por el extrarradio se debe dejar circular a todos servicios públicos y no solamente a taxis.
 
Por tantas circunstancias como se dieron ese día me sentí tan ninguneado, tan utilizado, tan insignificante, que hoy quiero hacer mi artículo buscando un poco el origen y el porqué se nos ha deshumanizado tanto, y se nos trata como si fuéramos números abstractos, a los que se puede ignorar se nos puede tachar, menospreciar, y por supuesto ser utilizado para pagar y luego borrar. No recuerdo en muchos momentos sentirme tan vilmente tratado, y eso que viví 24 años en la dictadura. Entonces por poner un ejemplo, nadie podía viajar en un autobús interurbano de pie, y había un cobrador y un conductor (hemos mejorado) ¡pero si solo fuera en esto! En un tren de alta velocidad también va solo un conductor. Una pequeña distracción o un pequeño vahído y una curva que se debía haber corregido, y 79 personas fallecidas (responsable el conductor, y todo solucionado) y un montón de números que se borran. Porque ahora tenemos muchas dictaduras, y somos utilizados para que unos pocos acumulen más dinero.
 
Hay una frase antigua que quizás hayan oído: Los ciudadanos de Estados Unidos y Europa, sentirán en sus carnes una Crisis Económica antes del año 2010, de tal envergadura que tendrán que aceptar, por las buenas o por las malas, el nuevo orden mundial que les brindamos. (David Rockefeller)
 
Me hago una serie de preguntas que deberíamos hacernos todos, pero la vorágine de la vida, el trasiego para aquí para allá para poder subsistir, nos atrapa y nos dificulta que podamos pensar, y como los medios de comunicación de esto no hablan, y se dedican a distraernos con otras cosas, no analizamos lo que ocurre, solo sufrimos sus consecuencias
 
¿Quién gobierna el mundo? ¿Cuál es el poder real de los políticos? ¿Hasta qué punto nuestras vidas están condicionadas por las organizaciones internacionales y las corporaciones privadas? ¿Cuál es el papel de los paraísos fiscales que dan abrigo al dinero del crimen y de la corrupción? ¿Quién está ganando con la crisis económica que estamos viviendo?
 
Siempre el mundo se ha dividido en tres grupos de personas. Uno muy pequeño que hace que los acontecimientos se produzcan, un grupo más numeroso que vigila y observa su ejecución para que se cumpla, y la inmensa mayoría el 90% de los humanos que no sabe lo que está sucediendo en la realidad.
 
Este primer grupo desata guerras, viola derechos humanos, provoca genocidios, impone bloqueos, se burla de los más elementales principios del derecho internacional, y al mismo tiempo, aparece como guardián de las libertades, de la democracia, y defensor de los derechos humanos. Todo esto cuesta mucho dinero, y dinero por montones es lo que le sobra a alguna de las familias de este mundo.
 
Dicen que es tan inmenso el poder económico y político de las llamadas nueve familias y sus grupos, que si se hiciese un ligero cálculo, sólo con la fortuna de la familia Rothschild y Rockefeller, si esta se repartiera entre seis mil millones de personas, de las más de siete mil que pueblan el planeta tierra, a cada una les correspondería la suma de tres millones de dólares.
 
Para defender ese poder económico mantenerlo y acrecentarlo, el “Gobierno Mundial Invisible” no conoce barreras de ética o moral, y por tanto no hay acto que no esté decidido a cometerlo por monstruoso que sea.
 
En el libro “El imperio invisible” se abordan varios temas, todos ellos desde la perspectiva de un gobierno mundial en la sombra que lo controla todo, y que su única razón de ser, es la de proteger los intereses económicos y el poder de una élite mundial que ha estado ahí desde siempre, y está parece ser, para hacer todo lo que hacen. El autor del libro sostiene: Desde ese punto de vista sus planes para la destrucción de la demanda y el cataclismo económico tenían sentido. Si el Imperio Invisible, no hubiera realizado ese tipo de intervención para ralentizar el ritmo de crecimiento económico de las naciones, o estados comprometidos con el proceso científico y tecnológico, se habrían convertido en dominantes. Eso habría significado la muerte de la oligarquía, implicaría el final del Imperio Invisible. Las naciones que fomentan el desarrollo mental y creativo de sus pueblos, producen personas que no toleraran indefinidamente las formas de gobierno oligárquicas. Los pueblos analfabetos tecnológicamente e intelectualmente atrasados, si lo harán.
 
No es una novedad decir que hoy en día las multinacionales dominan el mundo casi a su antojo, sin ser precisamente ellas las que dan más riqueza a la sociedad. De hecho, todos sabemos que muchas de estas grandes empresas lo que han hecho a lo largo del mundo y del tiempo, (provocar miserias en los países subdesarrollados, explotando sus recursos en beneficio tan sólo de una pequeña élite). Pero no satisfechos con esto, vivimos un capitalismo financiero que se ha vuelto loco, año tras año su avaricia va creciendo de una forma insospechada, hasta el punto de importarles bien poco sus propios clientes, el cliente ha pasado a un segundo plano si un cliente se me va a mí, lo recibes tu y viceversa, (un número).
 
Esto precisamente ha sucedido entre otras cosas, por esas privatizaciones de las grandes empresas del Estado. Telefónica, Endesa, Argentaria, Repsol y algunas otras que al estar regidas precisamente por el Estado evitaba este tipo de situaciones. Pero ahora no, hay, “libre mercado” y el Estado está atado de pies y manos, no sólo hemos visto que la calidad ha disminuido sino que en algunos casos el precio se ha disparado hasta las nubes (no hay más que ver por ejemplo, la brutal e incomprensible subida de la electricidad y de otros servicios)
 
Así personalmente me pregunto cuántos años deberán pasar para que la población de un golpe en la mesa, ¿cuantas décadas tendrán que pasar para que exijamos a los políticos que acaben con esa especie de monopolio? Algo complicado si lo tienen que hacer determinados políticos, porque han sido precisamente muchos de ellos los que contribuyeron a privatizar estos servicios, y luego vinieron las llamadas puertas giratorias
 
Desgraciadamente es al revés esto no ha hecho más que empezar, ellos saben que los tentáculos de las grandes corporaciones tienden ahora posarse sobre todo en la sanidad, en la educación, y sobre todo en las pensiones.
 
Porque no podemos olvidar que si en el año 2007 teníamos una deuda de 35% del PIB, ahora después de una década de sacrificios tenemos una deuda del cien por cien. Para que lo entendamos, todos lo que produzcamos lo debemos, 23.800 euros por españolito. Porque no debemos olvidar que en España socializamos las deudas de las cajas de ahorro y bancos, que eran entidades privadas pero dirigidas por políticos y amigotes, para hacer macro locuras, y nadie se llevo el dinero, y no hay nadie culpable, y los órganos competentes no se enteraban, y el presidente decía que solo era una desaceleración, (lo que debía haber hecho el tren), pero no hay que preocuparse, nosotros estamos en la “Champions League”.
 
Todo este escrito lleno de conjeturas y de observaciones, es por rebobinar, pensar, y decir: “Soy humano y nada de lo humano me es ajeno” por ello creo que debemos ir haciéndonos preguntas e intentar buscar las respuestas, para no volver a equivocarnos.
 
¿Será porque ahora tengo más tiempo, o porque soy más mayor? Solo sé que no paro de hacérmelas, y como ya he dicho otra veces me joroba dejar un mundo peor que el que yo encontré.
 
Hace tiempo leía a alguien que decía: Para ser ciudadano del mundo no es suficiente con acumular mucho conocimiento, sino que hay que cultivar la capacidad de imaginación receptiva que permita conocer y comprender los motivos y las opciones de personas diferentes a nosotros, y no verlas como extraños que nos pudieran llegar a amenazar y dañar, sino que verlos como seres humanos que comparten con nosotros los problemas. “Es poder entrar en los zapatos de otro diferente a uno mismo”.
 
No es verdad que las personas paran de perseguir sueños porque se hacen viejos, se hacen viejos porque paran de perseguir sueños. (Gabriel García Márquez).
 
Un abrazo de Paco.
 
Francisco Gómez Caja

 

 

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