Cada cosa a su tiempo

Escrito por David Navas Pires
Viernes, 13 Mayo 2016 13:04

Las cosas no van a cambiar porque a cada uno le dé la gana, pero ni en la política ni en casa. Todo tiene un funcionamiento y cuando hablamos de instituciones todavía más, y si ampliásemos el interés por cambiar algo y lo quisiésemos hacer en la política, las posibilidades son infinitas. Pero el motivo de mi escrito va concretamente a esa extraña relación entre los partidos políticos y las instituciones, más específicamente aquellas de las que nos quejamos como pueden ser las de representatividad. Verán, al parecer, la única forma de cambiar las cosas es la que yo digo, y todos los demás se equivocan. Es como aquellos implacables revolucionarios que tratan de cambiar algo mediante cocteles molotov, o aquellos adinerados que quieren cambiar algo mediante cheques. El destino es el mismo, “cambiar las cosas a mi manera”.
 
Hoy en día para cambiar algo solo hacen falta dos cosas, que son, “votar”, y por el amor de Dios, “leer”. Pero como actualmente es mejor ver Sálvame y saber qué cuesta un fichaje en el mercado futbolístico, la cosa va como va, que no nos enteramos de nada y luego pretendemos cambiar nuestro país con una caña en la mano y una tapita pa acompañar. Así las cosas funcionan como un reloj. Va todo perfecto, y como siempre, la culpa para los políticos, que son una especie de demonios sádicos y egoístas, pero los demás no, los demás somos buenos aunque no tengamos ni puta idea de lo que hemos votado en esa caja transparente.
 
Verán, nuestras cámaras de representatividad en todo el territorio no van a cambiar como a mí me dé la gana, cuando me dé la gana y según a mí me dé la gana. Tienen una forma determinada y está bien fundamentada, que no se vayan ustedes a pensar que se crearon con una copita de coñac, que no, que no, que aunque no lo parezca, los hay algunos que piensan. Para poder cambiar instituciones tan sumamente importantes debemos hacerlo según digan las normas y la que trae el libro de instrucciones es nada menos que la Constitución (sí, ese libro que tiene de apoyo en la pata de la mesa) y las leyes (ese supuesto enemigo de todo el mundo). Así que, sí queremos cambiar las instituciones, necesitamos esa famosa herramienta cuyas palabras nos hacen temblar el estómago y nos empiezan los retortijones, los partidos políticos.
 
Que no se piensen ustedes tampoco que utilizando los partidos está todo solucionado. Por desgracia, en una democracia, no es suficiente con votar, hay que saber qué se vota, a quién se vota y por desgracia de las desgracias, para ello hay que leer. Encima, como vengo yo diciendo, ni aun así van a cambiar las cosas.
 
Nuestra situación política es harto complicada. Han pasado cosas más importantes en los últimos 5 ó 6 años que en los anteriores 10 ó 12, incluyendo la crisis. Y es que la irrupción de Podemos tras el 15M y los incansables casos de corrupción, han puesto de relieve la política y la economía española y han empezado a aparecer egos por doquier: “que si mi partido tiene más historia”, “que si el nuestro es más majo”, “que si yo de este no me fío” y etc...
 
Pues verán ustedes. Para poder gobernar se necesita mayoría, y si tenemos 100 diputados en todo un parlamento, con 51 que votasen a favor de una propuesta ya habría mayoría. Resulta que para poder gobernar deben sacarse leyes, y esas leyes solo pueden salir si se respetan las mayorías, y es que, aunque moleste, podemos decidir entre dos cosas, o se gobierna con un gobierno sin mayoría, al cual le echarían todas las propuestas hacia atrás, o ponemos a un desgraciado que gobierne solo, nos olvidamos de la política y cuando te obliguen a estar a las 10 en casa o a mandar a tus hijos a la guerra dirás “necesitamos una democracia”. Pero es que al parecer es más importante el fútbol y la programación basura que la política, que yo ya pago mis impuestos y encima me creo que puedo pedir lo que sea sin tener ni idea de qué se hace con ello, pero eso sí, cuando vaya al médico quiero 7 doctores para mí solo.
 
Como iba diciendo, si necesitamos una mayoría, y a la gente le da por votar cosas por plena utilización de su derecho a votar (o no votar), luego salen cámaras con un montón de partidos, y nos encontramos con partidos que tienen 8 diputados en vez de 51. ¿Qué ocurre?, que necesitamos llegar a 51 y para eso tenemos que juntarnos con partidos nos guste o no. Y como le ha ocurrido a Sánchez, le tocan hacer verdaderas barbaridades ideológico-políticas como aliarse con C’s y el PP, a no ser que te presionen desde dentro y desde fuera y la gente tire de hemeroteca, en la que se ve a esos líderes diciendo de qué cáncer tiene que morir cada uno. Cosa extraña esta porque luego te quieres aliar.
 
En fin, que visto que no se ha podido gobernar, vista la crisis, los recortes, la despreciable corrupción y que tenemos miles de problemas, a la izquierda, le ha dado por intentar juntarse, como pueden ser IU y Podemos. Haciéndolo bien, puede salir un proyecto más que interesante, una especie de socialismo contemporáneo que trata de hacer fuerte el Estado de Bienestar, ese en el que tenemos que pagar impuestos para que luego no nos falten carreteras ni médicos.
 
Creo que esa alianza es más que soberbia, me gusta, pero claro, siempre los hay que tiran de imaginación y se piensan que su partido es el mejor y los demás unos cafres, así que cualquier alianza es una amenaza para la rotación de la tierra, en vez de dejar el ego en casa y mirar por el país, que luego bien que se nos hinchan los pulmones al llamarnos patriotas.
 
Visto lo visto, lo mejor que podemos hacer es aliarnos y dejar de ver tanto la tele, que idiotiza, así como leer más y ver las cosas desde otra perspectiva, que malos y corruptos los hay en todas partes. Así que, alíense, déjense de luchas y sillones y miren por todos, esto incluye a quienes no les han votado. Primero el uno, y luego el dos.
 
David Navas Pires

 

 

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