26J Nuevas elecciones generales

Escrito por Ximo Estal Lizondo
Viernes, 13 Mayo 2016 13:02

El día 2 de Mayo se dió el pistoletazo a la repetición, el día 26 de junio, o como dicen algunos medios “ segunda vuelta” de las elecciones generales para elegir a nuestros representantes al congreso y al senado. Han pasado, pues, cuatro meses desde que hablaran por primera vez las urnas. Cuatro meses en manos de un gobierno en funciones que ni siquiera ha querido rendir cuentas ante el Congreso de Diputados y que en algunos aspectos ha rozado actitudes “ chulescas” impropias de un país democrático.
 
Ante esta situación, en primer lugar tengo que lamentar que la izquierda haya perdido la oportunidad de formar un gobierno de cambio, YA, tras los resultados del 20D y más si nos atenemos a la urgente necesidad de acabar con las políticas de austeridad, que las fuerzas del cambio, de manera singular las izquierdas, tenían que acometer, pienso, con coraje y honestidad.
 
No ha podido ser y ahora debemos recuperar el aliento y llenar la campaña electoral de ideas y propuestas para frenar la abstención y conseguir que las urnas impulsen el gobierno de progreso que la mayoría de la sociedad necesita.
 
Después del 26J ya no habrá más excusas. Y ojala no tengamos que lamentar el escenario político derivado del 20D. La derecha, tras el no acuerdo, parece contenta y la otra derecha ya no recuerda el pacto de las 200 medidas, y espero que tras el recuento de ese día aquella izquierda llamada a liderar el cambio y que no fue capaz de salir del “ acoso interior” al que se vio sumido y que nos ha costado no poder sacar al gobierno de Rajoy, no se arrepienta.
 
No podemos permitir la continuidad de las políticas que han arruinado al país. Políticas de ajuste y austeridad que el gobierno en funciones reivindica con orgullo y que no han hecho sino ensanchar la brecha de la desigualdad y debilitar las redes de protección social. El gobierno en funciones parece vivir “ en el país de las maravillas” pues así lo demuestra la Encuesta de Población Activa (EPA) que se ha publicado y que ellos se han encargado de desmetir o no decir la “ verdad” y es que sube el paro, con lo que España sigue a la cabeza del desempleo en números absolutos, y hay que indicar que el desempleo crea pobreza. El 99% de la sociedad es más pobre que en 2007, mientras que el 1% de la población que acumula la riqueza se ha enriquecido más.
 
Así mismo este gobierno, está contribuyendo de alguna manera a la injusticia que se está cometiendo con los refugiados, refugiados que están siendo utilizados como coartada para provocar un retroceso de la calidad democrática. Una calidad democrática que se resiente también en nuestro país con la utilización de la “antigualla franquista” del punto 3 del artículo 315 del Código Penal y la Ley Mordaza, que , espero, que el 26J con un gobierno progresista derogue para recuperar esa calidad democrática perdida a igual que se deroguen las reformas laborales, se ha demostrado que no generan empleo de calidad, para así recuperar los derechos perdidos. Hay que indicar que el estado del bienestar es una conquista de los trabajadores y trabajadoras, no es un regalo de la elites.
 
No tiene sentido el crecimiento económico, si lo hay, si no se pone al servicio de la sociedad y va acompañado de un reparto de la riqueza y de creación de empleo. Por eso, hay que dar un giro social para revertir los efectos de las políticas de austeridad y recortes, para acabar con la pobreza salarial y social, reformar el sistema fiscal y recomponer los ingresos en las familias.
 
Hay que decir, ahora que salen a la palestra los paraísos fiscales con los papeles de Panamá, entre otros, que se han dejado de gastar 50.000 millones de euros en sanidad, educación, dependencia, servicios sociales y pensiones, mientras estamos soportando una tasa de fraude fiscal de las más alta de Europa. Desde mi punto de vista no será posible luchar contra la pobreza y la desigualdad si no puede ejercerse de manera plena, y más cuando en España sigue teniendo cerca de cinco millones de personas en paro, empleos de baja calidad, un alto nivel de pobreza y desigualdad y salarios bajos, que además ha perdido poder adquisitivo en los últimos años, sin olvidarnos de las pensiones.
 
Por todo ello, la ciudadanía va a volver el 26 de junio a la urnas , va a volver a tomar la palabra y debe volver a exigir un proceso de cambio para recuperar derechos y reducir las desigualdades, pues es imprescindible otro gobierno y entre todos y todas tenemos que conseguir un cambio de rumbo de la políticas económicas y sociales en interés de la inmensa mayoría y no permitir la continuidad de las políticas que “nos han arruinado socialmente” y que nos han profundizado en el drama del paro, en la desregulación laboral como consecuencia de las reformas, de los recortes en educación, dependencia, en derechos, igualdades y libertades.
 
Hay, pese a la “decepción del no acuerdo” muchas expectativas e ilusión de la ciudadanía y pienso que no se puede seguir defraudando el ansia de cambio de la mayoría de este país. Es una obligación de los partidos de la izquierda convertir el voto en una opción de gobierno de cambio, y sería muy lamentable que la falta de coraje y generosidad de los partidos para enfrentarse a una coalición derivase en un crecimiento de la abstención.
 
Las fuerzas del cambio, deben asumir su responsabilidad, evitar reproches y descalificaciones y comprometerse a gobernar si las urnas lo permiten. No vaya a ser que el celo identitario e ideológico vuelva a abrirle las puertas a quienes han gobernado contra casi todos y todas.
 
En resumen, pienso con toda mi “ignorancia” y humildad que es imprescindible que el nuevo gobierno que salga de las elecciones sea de signo progresista y se fije como prioridad el crecimiento de la economía, el empleo de calidad y sobretodo una actuación decidida contra la desigualdad y la pobreza y el robustecimiento de los sistemas de protección social ( dependencia-educación-sanidad-pensiones).
 
Y sobretodo, el electorado, no debe caer en “ la trampa” del conservadurismo económico-político con las descalificaciones emanadas del miedo a perder sus privilegios como son: “extremistas y radicales”. Pues no es ser extremista ni radical, creo, el luchar por la igualdad, contra los recortes en educación sanidad , dependencia; el buscar la solidaridad, el estar en contra de la prevaricación y la corrupción, contra “ ciertos privilegios” de ciertas personas; el querer que todos paguen y no exista una amnistía fiscal solo para algunos “ privilegiados”. Y sobretodo, para mi, no es ser radical ni extremista querer que casos de corrupción, como los que últimamente están saliendo en los medios informativos sobre “ abusos de poder” y “ estafas al pueblo” se queden en el olvido y que algunos dirigentes políticos hayan utilizado su “poder” emanado por quien se los dió: el pueblo, para engrandecer sus propios intereses económicos, olvidandose de quien los eligió y para qué. Si eso es ser radical y extremista, creo que muchas, muchas personas lo somos y nos sentimos orgullosos de serlo, porque sobretodo hay que ser honestos y cuando nos eligen, para ocupar un cargo representativo, debemos hacer lo mejor para los que nos votaron o por lo menos intentarlo con todas nuestras fuerzas de una manera correcta , decente y demócrata.
 
Dejémonos de “tonterías” “mentiras” y “falsedades”, expliquemos al elector la verdad y como podemos volver a la igualdad, a salir de estas desigualdades y ante todo que estas elecciones acaben con la corrupción y con todos aquellos que han hecho de “su cargo” un método de trabajo para llenar sus “arcas personales”.

Ximo Estal Lizondo
Sindicalista de CCOO del Camp de Morvedre y Alto Palancia

 

 

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