Disculpas aceptables

Escrito por Carlos Gil Santiago
Viernes, 29 Abril 2016 15:12

Nunca es tarde, si la dicha es buena. Así lo ha reconocido, desde siempre, la sabiduría popular y no voy a ser yo quien se ponga en contra de tan consolidada fuente de conocimiento. Sin embargo, hay casos en que, no solo el retraso, sino la actitud mostrada hasta ese momento, hacen dudar de la intención real de la rectificación.
 
Dejar pasar cuatro meses hasta hacer público el reconocimiento de una mala decisión es un síntoma, cuanto menos, de lentitud de reflejos. Pero pasar esos cuatro meses abundando en el error y ampliando sus efectos, puede dejar abierta la duda acerca de si, ese reconocimiento, tiene más parte de estrategia que de sinceridad.
 
Pedro Sánchez reconocía, este miércoles, en un conocido programa radiofónico que se equivocó al tildar a Mariano Rajoy de “político indecente”, que es hora de acabar con el “¡¡y tú más!!” y que los españoles le enseñaron mucho en las elecciones del 20-D. No tengo motivos para poner en duda ninguna de estas tres afirmaciones, pero ante tal enseñanza, ¿aprendió él algo? Ciertamente, es posible que se haya dado cuenta de que acusar de indecencia a un rival político no puede ser un gesto de estrategia política sin más y que los ciudadanos estamos ya cansados de que esta sea la línea a seguir en la estrategia de descalificación política del adversario. Si es así, bienvenido sea el aprendizaje, llegue en el momento que llegue.
 
Sin embargo, su, tan manido y repetido durante estos meses, “¡No, nunca, jamás!” ante cualquier atisbo de dialogo con el Partido que resultó vencedor de las elecciones puede generar dudas sobre la realidad de esta última afirmación ¿Estamos ante un proceso de aprendizaje diferido? ¿Le ha costado cuatro meses saber que se había equivocado y que había persistido en el error? ¿O solo hay una dulcificación de su postura, encaminada a recuperar la centralidad y romper con sus presuntos socios más radicales, de cara a captar un electorado de centro izquierda que se podía escapar?
 
El “critica, que algo queda”, ha sido y es una estrategia muy extendida en la forma de entender las relaciones de la sociedad en que nos ha tocado vivir, sin pararnos a pensar que, con esto, estamos fomentando la sospecha infinita hacia todo. Nada que huela a política está libre de resultar sospechoso, pero lo que es más triste es que quienes hayan fomentado este escenario sean, principalmente, los políticos que luego acaban resintiéndose de sus efectos.
 
Efectivamente, estoy de acuerdo con Sánchez en que es el momento idóneo, ya que no hemos sido capaces de hacerlo hasta ahora, de acabar con el “¡y tú más!”. Quien esté libre de pecado, que tire la primera piedra, pero que no piense que eso le va a salvar, con toda seguridad, de morir lapidado.
 
Si estas declaraciones son el comienzo del giro político hacia el entendimiento entre fuerzas políticas, bienvenido sea. Un entendimiento, quiero añadir, no tiene porqué acabar en acuerdos ni en pactos incondicionales para grandes coaliciones.
 
Simplemente, iniciar un proceso de escucha y de dialogo que, con gran probabilidad, acabará enriqueciendo la postura de las partes y aportando estabilidad al sistema político y, como consecuencia, al entramado social que nos envuelve.
 
Puede ser, como dice Pablo Iglesias, que no estemos aquí para tener la piel fina, pero tampoco debe ser nuestro objetivo para clavar continuamente espinas en la piel del contrario, sino para construir una sociedad común, cada vez más fuerte, que no se base en cruces de acusaciones y donde la sospecha infinita deje de ser la estrategia política por excelencia, para dar paso a un mapa de procesos constructivos de mejora conjunta.
 
En cualquier caso, cualquier reconocimiento de un error merece tener, cuanto menos, el beneficio de la duda y esperar el propósito de enmienda que derive en su esperable rectificación. Tenemos, muy cerca, una campaña electoral en la que quedará claro si el reconocimiento es sincero o simple postureo ante lo que se avecina. Espero, por el bien de nuestro futuro, que la respuesta correcta sea la primera.

Carlos Gil Santiago
Alcalde de Benavites

 

 

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