La directora general de Patrimonio Cultural de la Generalitat Valenciana, María Del Pilar Tébar Martínez, de Vox, en la reunión que mantuvo el miércoles con los portavoces de los grupos municipales del Ayuntamiento de Sagunto, dejó claras algunas cuestiones que no deben caer en saco roto. Dijo que el musical multitudinario que se organiza en la explanada situada entre la Nave de Talleres y el Horno Alto, el Festardor, no se podrá seguir programando en ese entorno, porque ante la proximidad de dos monumentos tan emblemáticos del patrimonio industrial, uno de ellos declarado recientemente Bien de Interés Cultural, es poco recomendable este tipo de actividades musicales por las vibraciones que producen y cómo pueden afectar a sus respectivas estructuras. Aunque habrá gente que esto le suene a excusa, porque piensen que ese tipo de festivales musicales no encajan con el ideario de Vox, no es la primera vez que se suspende un concierto para evitar daños sobre el patrimonio. El 15 de julio de 1989, Pink Floyd actuó en Venecia, reunió a 200.000 seguidores que dejaron la ciudad hecha unos zorros, con más de 300 toneladas de basura. Aquello supuso un antes y un después, ya que, a partir de ahí, se puso freno a este tipo de eventos en enclaves tan incomparables, como el de la Plaza de San Marcos. Ya sé que Sagunto no es Venecia ni el Festardor es Pink Floyd, pero si queremos preservar nuestro patrimonio industrial, habrá que empezar a valorar si en su entorno se deben montar espectáculos con tanta potencia de sonido. Técnicos hay.
Otra cuestión que también dejó sobre la mesa la titular regional de Patrimonio Cultural fue el estado en el que se encuentra el Teatro Romano. Que esta señora dijera que no reúne condiciones para organizar espectáculos públicos y que ya haya negado la autorización para montar una batucada multitudinaria, con unos 400 participantes, apunta maneras. El monumento no depende del Ayuntamiento de Sagunto, sino de la Generalitat, por tanto, su estado actual es la consecuencia de años de abandono por parte de los diferentes gobiernos autonómicos, los del PP y los del PSOE. Que la directora general quiera diluir culpas, metiendo en el mismo saco a los técnicos del Ayuntamiento de Sagunto y de la Conselleria de Cultura, es decir, a las dos administraciones, da para poco recorrido. Quien tiene la competencia, que es la Generalitat, es quien debe velar por su conservación y si para ello hay que acometer ciertas inversiones y no dar cabida a determinadas actividades, como, por ejemplo, la batucada, pues adelante, inviertan y pónganse de acuerdo para determinar qué es lo que sí se puede desarrollar en el Teatro Romano, lo digo por si pudiera afectar al próximo festival veraniego Sagunt a Escena que ya está ahí, a la vuelta de la esquina. Atentos.
