El pasado mes de noviembre recibíamos, por parte de la Conselleria de Educación, Universidad y Ocupación, un informe propuesta del inicio del expediente de declaración de lesividad de la resolución que acordaba la delegación de competencias en materia de infraestructuras educativas y que afecta a la ampliación del edificio existente para la transformación del CIPFP Eduardo Merello. Es decir, la Generalitat, bloqueaba, por el momento, la posibilidad de que, desde el Ayuntamiento, se siga avanzando en esta intervención tan necesaria para favorecer la formación y el acceso al mercado de trabajo de nuestra juventud.
Así, el gobierno autonómico cerraba el grifo de las inversiones en el Eduardo Merello en un momento en el que ya nos encontrábamos trabajando en ello. La adjudicación del proyecto de la reforma integral estaba en marcha, coordinándose los arquitectos municipales con el Centro Educativo para adecuar la reforma a las necesidades que obedecen a un centro de Formación Profesional de estas características. Una obra a la que, sobra decirlo, nuestro municipio no puede permitirse renunciar.
Empezando por el hecho de que se trata de una intervención de interés general en materia educativa, acorde con el Decreto Ley 5/2017, que establece la cooperación entre la Generalitat y las administraciones locales para la construcción, ampliación, adecuación, reforma y, si procede, la equipación de centros docentes públicos. Hace algo más de medio año, con el consenso de todo el equipo de Gobierno, ratificado por el Pleno, aceptábamos la delegación de competencias, en el marco de esta normativa, que nos permitía, desde el Ayuntamiento, ejecutar la obra. Ahora, no obstante, la Generalitat da marcha atrás contraviniendo este interés general y paralizando una inversión educativa estratégica y absolutamente necesaria para nuestra ciudad.
Pero, más allá de los entresijos legales, me preocupa especialmente el derecho del alumnado a recibir una formación que les permita desarrollarse en el mundo laboral de manera integral. El CIPFP Eduardo Merello, como históricamente ha sido, ofrecerá una capacitación acorde a las necesidades de nuestro tejido industrial. En definitiva, es enormemente relevante a la hora de favorecer las oportunidades laborales entre la juventud. Pero esto solo será posible si se ejecuta una remodelación del edificio que se ajuste a las nuevas circunstancias curriculares. Más aún si tenemos que en el Edificio Eduardo Merello no se ha realizado ninguna rehabilitación integral desde su construcción, en el año 1966.
Por todo ello, la Generalitat debe replantearse su posición y cumplir con su compromiso de financiación. Por legalidad y, sobre todo, por lealtad con una comunidad educativa que hace ya muchos años que demanda esta intervención y con un municipio que está viviendo un momento de expansión industrial que no podemos desaprovechar. Las inversiones en infraestructuras educativas no son un capricho y no entienden de colores políticos: son una necesidad prioritaria y urgente.
Raúl Palmero Plumed
Concejal de Educación del Ayuntamiento de Sagunto
