Pensar en un nuevo modelo de sociedad

Escrito por Fernando López-Egea López
Viernes, 28 Julio 2017 17:32

Hoy, todos los medios de comunicación, se hacen eco del crecimiento del PIB. Nos dicen que el Producto Interior Bruto (PIB) ha crecido entre abril y junio un 0,9 %, según los datos avanzados por el Instituto Nacional de Estadística (INE), superando los datos de 2008. Pero añaden y esto es un dato interesante, que la economía ha experimentado una importante ganancia en competitividad, produciendo lo mismo que en 2008, con curiosamente 1,9 millones de trabajadores menos. El mensaje es claro y contundente para quien lo quiera interpretar.
 
Analicemos como se utiliza el lenguaje, así como la lógica que emplea el capital para crear percepciones en la población de que esto va como una moto, que la crisis ha terminado y que se va a volver a crear empleo.
 
Desde el sistema capitalista existe un concepto denominado “crisis periódicas, cíclicas de la economía”. Su teórico fue el economista Joseph Schumpeter quien dijo que “el capitalismo va a morir de éxito”. Pues bien, esa economía de los ciclos se puede asemejar a una montaña rusa, sube y baja cíclicamente. Lo que ocurre es que cuando pasa el periodo de recesión ha dejado millones de cadáveres por el camino. Todo ello sin plantearse nunca una política económica orientada al pleno empleo y a la calidad del empleo y de las condiciones laborales.
 
La recuperación del crecimiento del PIB no garantiza una mejor distribución ni la creación de puestos de trabajo. Así ha ocurrido en otros periodos de la economía española. Es decir, si la llamada crisis de 2008 sirvió para que la riqueza se fuera concentrando en menos manos haciendo más millonarios a los millonarios, el crecimiento del PIB puede servir con las actuales políticas liberalizadoras a que el pastel de la economía se lo siga comiendo la burguesía del siglo XXI con alguna limosna para la aristocracia del barrio.
 
Algunos pensamos que el capitalismo siempre está en crisis por su propia lógica y que los ciclos económicos son un aspecto de la crisis permanente del capitalismo, ya que el modo de producción del capitalismo basado en la ganancia sin límite, conlleva la famosa sobreproducción y desvalorización del capital.
 
Ahora bien, aparece un elemento nuevo que nos hace interpretar que las crisis cíclicas del capitalismo se pueda convertir es crisis estructural del propio capitalismo. Pensemos que los recursos naturales son limitados. Pensemos que estamos en una habitación cerrada llamada “tierra” y que se está hinchando un globo en el interior de esa habitación. En estos momentos el globo esta ya rozando las cuatro esquinas de la habitación, los techos y el suelo.
 
Llega un momento donde la conquista de nuevos mercados se hace imposible precisamente por las limitaciones de nuestros propios recursos, es decir de nuestro planeta tierra.
 
Esto conlleva ha replantearse todo, empezando por la necesidad de superar el propio modelo depredador del capitalismo. No se puede seguir aplicando políticas económicas basadas en la competitividad, la conquista de los mercados y el crecimiento del PIB. Es absolutamente insostenible. De ahí que haya teorías actuales que hablan de “Decrecimiento”, otras de “Desarrollo sostenible”... pero todas ellas coincidiendo en las limitaciones del planeta.
 
¿A partir de aquí qué? Pues es evidente que debemos organización la sociedad de otra manera. Hace tiempo publique un artículo con el camarada Miguel Lluch donde ya hablamos de una nueva concepción del trabajo y el tiempo libre. Hablábamos del reparto del trabajo; de la reducción de la jornada laboral que suponía una modificación de las relaciones de producción y reproducción, replanteando las relaciones entre el trabajo doméstico y el trabajo asalariado; de un desarrollo económico ecológicamente sostenible; de progresividad fiscal, de defensa de lo público y lo colectivo a través de un sector público fuerte; de Planificación democrática de la economía... y ya decíamos y cito literalmente que “en el Estado Español en los últimos 20 años el PIB se había multiplicado por 1,5 y el empleo había permanecido invariable”.
 
Por todo ello es vital repensar la sociedad, organizándola nosotros y nosotras, no los mercados.
 
Fernando López-Egea López

 

 

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