De gestoras y mociones de censura

Escrito por Carlos Gil Santiago
Viernes, 16 Junio 2017 15:53

Que Podemos no es un partido al uso y que sus formas, por no decir también de sus fondos, difieren mucho, y no para bien, de aquello a lo que estábamos acostumbrados en la política española, es algo que ya escapa a pocos. El episodio vivido esta semana, con una moción de censura nacida para fracasar, es un ejemplo más de ello. Es un partido nacido de la televisión y creado para el espectáculo, sin ningún interés constructivo y con un afán propagandístico mucho mayor que su interés para la gestión política.
 
Podemos se ha querido aprovechar de un mecanismo excepcional, aunque constitucionalmente reconocido, como es la moción de censura, para hacerse publicidad, considerando que su inquina hacia el PP le da pábulo para hacer uso de cualquier instrumento que le permita ocupar unos minutos en los medios de comunicación y criticar la acción del Gobierno. Está bien. Están en su derecho, pero puede que ya se hayan dado cuenta de que la publicidad no siempre sale bien.
 
El lamentable episodio vivido esta semana en el Congreso de los Diputados, donde en 16 horas de debate no se oyó ni un solo mensaje constructivo que defendiera políticas alternativas a las aplicadas por el Gobierno, demuestra el escaso valor que dan a la democracia estas formaciones, producto de los medios de comunicación, y que juegan a la política como quien se entretiene con un tablero de Risk.
 
En solo dos años, Podemos nos ha enseñado que esas son sus formas y que vamos a tener que acostumbrarnos a ellas, aunque sea viéndolas, eso espero, en la oposición. Son lo que son y no podemos esperar mucho más de ellos.
 
Puede resultar anecdótico que un Partido, con vocación circense y poco edificante, utilice cualquier argumento para hacerse oír, en su afán incesable de aparecer en los medios. Lo curioso viene cuando son otras formaciones, de mayor seriedad y con constante vocación de gobierno, las que hacen cabriolas extraños en busca de no se sabe muy bien qué objetivo. Viene esto a que sigo esperando que alguien me explique los motivos por los que el miércoles, a media tarde, saltaba la noticia, ya anunciada, de la constitución de una gestora en el PP de la provincia de Valencia.
 
Las medidas extraordinarias deben adoptarse en situaciones extraordinarias y tanto la moción de censura como la creación de una gestora lo son. Que un Partido aparte del cargo a un presidente provincial, en una provincia de referencia, como lo es Valencia debe justificarse con poderosas razones porque hay cosas con las que no se puede jugar.
 
Si la razón es que el presidente Betoret no ha convocado a tiempo el Congreso Provincial, habrá que recordar que no fue él quien se negó a esta convocatoria, sino todos aquellos que votaron en contra de la constitución del COC y de la fecha propuesta, con cuya aprobación Valencia hubiese tenido ya presidente el pasado 3 de junio. Rasgarse ahora las vestiduras, alegando que es el presidente quien no quiere convocar el Congreso, es un ejercicio que muestra falta de memoria, poco rigor y escaso compromiso con la organización.
 
Apartar de su cargo al presidente provincial, sin que haya motivos especialmente indicados para adoptar esta medida, no parece una medida fácil de explicar. Ni a los afiliados, ni a los ciudadanos. A más de uno (o de una) parece que se le escapa la permeabilidad que tienen las batallas internas de los partidos para con el electorado. Debemos ser conscientes de que todo aquello que pasa dentro, y trasciende fuera, condiciona la confianza y el apoyo que los ciudadanos vayan a darnos cuando acudan a las urnas. Y, si seguimos así, no pongamos cara de extrañeza cuando los resultados difieran de aquellos que hubiésemos deseado.
 
Betoret ha dado un paso al lado para no generar un conflicto mayor en la provincia, con la sola condición de la convocatoria del Congreso en un corto plazo. Demuestra, con ello, su implicación con el Partido que aspira a presidir y su compromiso para evitar una mayor fragmentación entre las bases. Confío en que ese gesto sirva para pacificar la provincia, para lograr un consenso rápido para la celebración del Congreso y para seguir trabajando, en la misma línea y con un objetivo común, como siempre hemos hecho en el Partido Popular. Solo así, podremos considerar justificado el sacrificio y la adopción de una medida que, a día de hoy, no tiene explicación razonable.
 
No somos Podemos y no nos queda bien jugar a ser Podemos. Si aquel 19 de abril no se hubiese querido hacer una demostración de la “fuerza de la gaseosa”, hoy la provincia de Valencia tendría ya celebrado su Congreso y estaríamos trabajando para encarar, con garantías, las elecciones de 2019. Así, cada día que pasa, cada enfrentamiento interno, cada medida extraordinaria, es un paso atrás en la consecución de ese objetivo común. Espero que nunca lleguemos a lamentar que las cosas se podían haber hecho de otra manera.
 
Carlos Gil Santiago
Alcalde de Benavites

 

 

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