Otra vez

Escrito por Carlos Gil Santiago
Miércoles, 23 Marzo 2016 16:14

Otra vez el dolor, otra vez la indignación, otra vez el miedo… si es que alguna vez habíamos llegado a perderlo. Ayer en Bruselas, hace unos meses en París, hace unos años en Madrid… una barbarie que no cesa y una amenaza que, en Europa, tenemos la obligación de tomarnos muy en serio.
 
El yihadismo está en guerra contra nosotros y nosotros debemos asumir que debemos afrontar una guerra contra ellos, contra el terror al que intentan someternos, contra el horror que el siembra en nuestras ciudades con sus bombas y su radicalismo. No son musulmanes, son terroristas y, por ello, las acciones que se emprendan contra el yihadismo no deben considerarse, por nadie, acciones contra el pueblo musulmán, porque no lo son.
 
No hay bien más preciado que el de la propia vida, pero el objetivo del terrorismo yihadista no es solo matar personas. Su intención última es matar el estilo de vida occidental, el progreso de nuestros países y la ilusión por alcanzar nuestros objetivos de futuro y prosperidad, por el simple hecho de no compartirlos con nosotros.
 
La eficacia de la lucha antiyihadista que llevan a cabo, actualmente, las fuerzas de seguridad es muy alta, pero se sigue mostrando insuficiente. No soy quien, y soy consciente de ello, para dar lecciones, ni siquiera consejos, de cómo combatir esta amenaza, pero si la estrategia no se basa en atacar la estructura y, especialmente, las fuentes de financiación del grupo que da cobijo y formación a estos salvajes, cualquier camino emprendido será un camino baldío. Si algo resulta extremadamente sencillo es matar cuando no se tiene aprecio alguno por la vida propia, y esa es la principal característica que los yihadistas ponen en valor en contra nuestra.
 
Si no somos capaces de afrontar esta situación como una amenaza global y de adoptar medidas conjuntas para dirigir la estrategia al ataque de su raíz, estaremos facilitando que se acaben convirtiendo en el estado que ellos mismos ya proclaman ser. Hoy no son más que un grupo terrorista, numeroso y capaz de dar todo por alcanzar su objetivo, pero solo son terroristas. Un grupo terrorista que no debemos obviar que nació y se consolidó a partir de un claro error de estrategia de Occidente que, en su pretensión de acabar con dictaduras incómodas, alimentó el nacimiento de grupos incontrolados que han acabado convirtiéndose en su mayor amenaza. Y no hay otra forma de enmendar aquel error que actuando contra la raíz del problema.
 
Para conseguirlo, la unidad de quienes creemos en una vida en paz y en un estado democrático es indispensable. Es fácil, es repetitivo incluso, hablar de unidad mientras los cadáveres de las últimas víctimas están aún calientes, pero esa unidad debe permanecer en el tiempo y servir de elemento que fusione toda la acción dirigida a acabar con esta lacra.
 
No son admisibles medias tintas ni posturas de perfil ante un ataque continuado hacia nuestra sociedad. Que partidos que pretenden tener la consideración de demócratas, como es el caso de Podemos, no se sumen al pacto antiyihadista da mucho que pensar en lo que se refiere a su postura ante esta amenaza. Es necesaria contundencia, claridad y una unión sin fisuras que nos permita avanzar seriamente en el camino hacia su erradicación.
 
Mientras tanto, nos queda el dolor y la solidaridad con las víctimas y con sus familias. “Yo soy Bruselas”, “Yo soy París”, “Yo soy…”, que deberíamos resumir, de una vez para siempre, en “Yo soy libre y quiero seguir siéndolo”.

Carlos Gil Santiago
Alcalde de Benavites

 

 

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