Estos días a través de los medios de comunicación: prensa, radio y tv, estamos viendo como la llamada Unión Europea trata a los refugiados como moneda de cambio con el gobierno de Turquía y demuestra a la vez como el proyecto europeo muestra de nuevo su deterioro con un acuerdo que traslada la crisis de los refugiados fuera de sus fronteras.

 

El preacuerdo (no aceptado por las instituciones humanitarias) adoptado por el Consejo de Europa con Turquía evidencia la absoluta insensibilidad de la Unión Europea y los Estados miembros ante la crisis humanitaria de los refugiados que arriesgan su vida huyendo de la guerra y de la hambruna.

 

La Unión Europea elude su responsabilidad de dar respuesta a los miles de refugiados que se agolpan en sus fronteras ( algunas cerradas totalmente de una manera ilegal y con efectos disuasorios con gases y golpes) mediante un acuerdo con Turquía para deportar a ese país a todos los inmigrantes, económicos y también demandantes de asilo que lleguen a esta a través de este país, a cambio de que los Estados miembros reubiquen al mismo número de refugiados asentados en territorio turco.

 

Bajo la burda excusa de “combatir la actividad de las mafias”, la Unión Europea ha urdido un plan que vulnera la especial protección que el derecho internacional reconoce a los demandantes de asilo mediante la asimilación de inmigrantes económicos y refugiados, todos ellos considerados “ilegales”. Se expulsará a Turquía a los refugiados que han llegado a Europa por esta vía.

 

La Unión Europea ha “comprado” las devoluciones a Turquía por 3.000 millones de euros por los costes de gestión y 3.000 millones adicionales en 2018, sin ningún mecanismo de control del destino del presupuesto; la eliminación del requisito de visado para los ciudadanos turcos en Europa a partir de junio de 2016 y la agilización de la entrada de Turquía a esta Unión Europea.

 

Se ha obviado, curiosamente, que el gobierno de Erdogan ( Turquía) viola de forma reiterada derechos fundamentales como la libertad sindical, el derecho laboral, la libertad de prensa y expresión -como el reciente caso del diario Zanan, cercano a la oposición al gobierno turco-, o el exterminio del pueblo kurdo.

 

Pienso, que la sociedad europea de la que todos y todas formamos debe manifestar más absoluto rechazo a la política de la Unión Europea y la complicidad de sus estados miembros ante la crisis humanitaria de los refugiados en Europa, pues creo no equivocarme con esta afirmación:” Europa tiene capacidad de respuesta pero no tiene voluntad”.

 

En este sentido debemos así mismo emplazar a las fuerzas políticas y a las organizaciones sociales españolas organicen acciones y movilizaciones de la ciudadanía para denunciar la actitud de gobiernos e instituciones europeas y para exigir medidas urgentes ante la mayor crisis humanitaria a la que se ha enfrentado Europa y que cuando vemos las imágenes en tv demuestran que tal vez estemos en un nuevo “holocausto”.

 

Creo que los libros de historia de dentro de algunos años, si esto no se remedia y se buscan soluciones no discriminatorias y que respeten los derechos humanos, hablaran de un “ genocidio” en pleno siglo XXI.

 

No podemos quedarnos inmunes viendo como miles de personas son “olvidados” y “masacrados a su suerte”. Todos somos responsables, y por tanto todos y todas debemos participar y no ser coparticipes de la “ destrucción” de unos seres humanos que su única culpa es querer buscar la libertad y la felicidad o algo más importante SER PERSONAS y que se respeten su derechos. Desgraciadamente, con este acuerdo, ojala me equivoque, no se respetan y lo peor se les quita uno de los mas esenciales: EL DERECHO A UNA VIDA DIGNA.

Ximo Estal Lizondo
Sindicalista de CCOO de Enseñanza del Camp de Morvedre y Alto Palancia