Si volviera a ser joven crearía el Club de la Izquierda Maldita.
Cuando piensas, y dices, que nadie debería estar sin vivienda, sin trabajo digno, sin educación, sin sanidad, que deberían haber unas jubilaciones dignas, castigarse la corrupción, que la ley debería ser igual para los ricos y dirigentes que para los pobres y trabajadores, que los programas electorales deberían ser un contrato de obligado cumplimiento, bajo pena de inhabilitación, que los derechos de las personas no son mercancías y que deben estar recogidos en la Constitución.
Cuando digo que los poderes financieros deben estar sometidos al poder político democrático y no al revés como ahora, cuando defiendo que no hay personas con y sin papeles, sino simplemente personas, resulta que entro sin darme cuenta en lo que los voceros de la derecha denominan peligroso izquierdista o antisistema. Son esos mismos que antes te colocaban la etiqueta de rojo, comunista y masón.
Por eso crearía el Club de la Izquierda Maldita,una asociación donde todos fuéramos solidarios con el “estigma” que nos han puesto. Este Club no se presentaría a elecciones,solo seria el lugar donde todos los que pensamos en otro modelo de sociedad podríamos reflexionar, debatir y proponer, sin sectarismos ni exclusiones.
En una España donde el libro mas vendido el año pasado son las memorias de Belén Esteban. Donde muchos padres renuncian a la obligación de educar a sus hijos, dejando esta responsabilidad a los maestros. Donde la solidaridad está cada vez más ausente, donde el feroz individualismo y la competitividad sustituyen los valores del compañerismo y el respeto.
En una sociedad que no cuida de sus ciudadanos sino que los enfrenta, en el Club de los Izquierdistas Malditos, tal vez podríamos hablar de un nuevo tiempo para unos viejos valores que nunca caducarán.
Francisco Javier Pérez Rosado
