Perdiendo nuestras tradiciones

Escrito por Antonio J. Fresno Sanchis
Viernes, 30 Octubre 2015 16:18

Desde hace ya algunas semanas, los centros comerciales y tiendas especializadas en juguetes y disfraces se han llenado de productos made in America dado que ya se acerca la celebración del 1 de Noviembre, para los españoles, al menos hasta hace pocos años, el Día de Todos los Santos pero, desde hace ya algún tiempo, la celebración de una festividad que hemos adoptado como es Halloween. Es curioso ver como en estos supermercados podemos ver como las calabazas con caras terroríficas, las gominolas tétricas y resto de decoración llenan sus estanterías desde principios del mes de octubre.

Lo que más me llama la atención de estos casos es que estos productos con brujas, calaveras, sangre y miembros de cuerpo humano cortados se mezclan con los turrones, mazapanes, polvorones y demás dulces típicos de la época navideña que, dentro de pocos años, veremos que los supermercados sacan a la venta con los calores de los meses de julio y agosto; pero bueno, ese será otro tema de discusión para otro día.

Pero lo más curioso de todo este asunto es la cantidad de asociaciones y grupos de amigos, entre los cuáles tengo la obligación de incluirme, han adoptado esta festividad como propia y celebran fiestas y actividades en torno a Halloween, como si de una ciudad de Minnesota o Connecticut, por poner algunos ejemplos de estados americanos, se tratase.

Y es que, cada vez, la gente tiene más interiorizada la idea de que el 31 de octubre es una fecha en la que disfrazarse, si es de monstruo asqueroso mucho mejor, y de pasar una noche de fiesta y juerga con los amigos...que al día siguiente es festivo y lo de madrugar para ir a los cementerios a homenajear a nuestros familiares fallecidos ya es una cosa que no va con nosotros porque nos parece un poco gore, pero claro, disfrazarse de zombies, vampiros, hombres lobo o personas con miembros apuntados no, ¿verdad?

He de reconocer que soy una de las personas que participa activamente de la celebración de Halloween, más por ser un día para juntarse con los amigos y una excusa para pasar un noche con ellos, que por  tratarse de la noche de brujas, esa que tanto les gusta vender por televisión a los programas de nacionalidad estadounidense. Pero lo que más me llamó la atención el año pasado es la forma en la que esta festividad americana ha calado en las generaciones futuras, esas que nos van a tener que pagar algún día, no sé si podrán, nuestras pensiones.

Y me di cuenta cuando, de repente, sonó el timbre en mi casa y abrí la puerta a un nutrido grupo de preadolescentes disfrazados de monstruos, cada cual más desagradable, que al unísono me dijo la famosa frase: «Truco o trato». En ese momento se me quedó la misma cara que al emoticono pensativo mientras en mi cerebro solamente salía una frase, o más bien, una onomatopeya: «¿¿¿Einnnn???». Lo cierto es que no entendía nada pero vaya, que los chiquillos querían que les diera chucherías o algo de dinero a lo que yo les dije: «¿Pero eso no se hace en Navidad con los aguinaldos?», entonces la cara de sorpresa fue para ellos que se marcharon sin mediar palabra. ¡¡¡Madre mía, cuánto mal han hecho las series americanas como Los Simpsons, Bob Esponja y demás con su capítulos especiales sobre Halloween!!!

Y sí señores, no sé si se habrán dado cuenta de que el truco o trato ha sustituido a los aguinaldos porque, no sé si será su caso, pero en el mío personal, desde hace algunos años ni en Nochebuena ni en Navidad me tocan a la puerta para cantarme unos villancicos y pedirme algo de dinero; los primeros años me preguntaba dónde estaban esos niños que, año tras año, venían a pedir a casa dinero y te cantaban un par de canciones, pero ahora estoy convencido de que es una tradición que ya no vivirán nuestros hijos. Y es que la Navidad también se nos está americanizando. ¿No se han dado cuenta de que cada vez se potencia más la imagen de Papá Noel mientras que los Reyes Magos se están quedando de lado? Mejor lo dejo porque de este tema podría escribir una trilogía de una sentada.

Antonio J. Fresno Sanchis
Periodista

 

 

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