Mujeres y feminismo

Escrito por David Navas Pires
Viernes, 30 Octubre 2015 16:12

He tenido esta conversación muchas veces, y no sé porque demonios la gente sigue empecinada en no escuchar, hacerse dibujos en la cabeza o, sobre todo los hombres, envolverse en un miedo irracional que provoca congelación de oído y pánico absurdo en sus decimonónicas mentes. Voy a tratar de explicar algunas cosas que más que ser necesarias, las veo como un pilar básico para la evolución característica del siglo XXI.

Machismo: Posición de superioridad del hombre hacia lo femenino y/o la mujer, o bien desprecio hacia todo lo que no sea macho o se entienda como masculino.

Hembrismo: Posición de superioridad de la mujer hacia lo masculino y/o el hombre, o bien desprecio hacia todo lo que no sea hembra o se entienda como femenino.

Feminismo: Igualdad. Tanto por género como por sexo. Posición que trata de desventajar actitudes o culturas que mayormente han desprestigiado, condenado, esclavizado o torturado a la mujer por el simple hecho de ser mujer, y que ahora, trata de dar equilibrio e igualdad en instituciones, lo social, político, económico y cultural.

El feminismo ha sido una bomba que ha abierto los ojos de mucha gente, de ambos géneros, y que solo aquellos que se dignan a leer un poco e informarse (cosa harto complicada parece ser) llegan a entender de que la igualdad que tenemos como principios constitucionales y en nuestra cultura, son imposibles de llevar a cabo sin haber feminismo. Es decir, el feminismo, es por definición igualdad, el problema es que se tienen tantos prejuicios y hay tanto machismo que cualquier gesto que haga la mujer para conseguir su posición, es caldo de cultivo para que se entienda que se está amenazando los pilares del mundo y que llegará un día, en que todos los hombres deberán agachar la cabeza ante la mujer y tratarlas de reina. Esa observación que se tiene en cualquier bar o conversación en Facebook es lo que hace ver que nadie presta atención, nadie lee y lo que es peor, todo el mundo cree lo que dice una persona que ni presta atención ni lee.

No quiero irme a las épocas presocráticas, ni tampoco a las romanas, las de la Edad Media o las del Antiguo Régimen. Pues si leemos un poco, veremos que la mujer no es más que un mero objeto reproductor, por debajo del hombre e incluso de los esclavos. Atadas a la ira y la voluntad de su marido que incluso, la mujer, en ciertas culturas europeas y hoy en día en otros lugares, no pueden comer en la mesa con los hombres. Pero, naturalmente que vendrá a la mente “¿y debemos pagar nosotros ahora por el machismo de antaño?”

Precisamente esa pregunta es la que hace machismo, porque si no lees el contexto de esa oración, no te darás cuenta de que alrededor, sigue habiendo machismo. Pues a la mujer se la trata desde el punto de vista del hombre, es decir, que la mujer no es autónoma, y aquí, hablo ya a fecha de este artículo.

Que la mujer quiera igualdad, no debería ser, ni proceder, pues el hombre no tiene más derechos. De hecho, a estas alturas de las democracias contemporáneas, ni siquiera se debería luchar contra el machismo o el hembrismo, deberíamos tratarnos a todos como iguales, pues lo somos en derechos y obligaciones, salvo una diferencia que lleva pisoteándose desde que San Agustín, dijo aquello de “la mujer es el diablo”. Esa diferencia no es nada más y nada menos que el don, la virtuosidad más noble e importante de nuestra especie: la gestación y el parto. Es decir, la capacidad de crear vida. Y en vez de estar protegiendo, respetando, admirando y respondiendo a tan majestuosa creación, seguimos pensando que la mujer quiere ponerse por encima del hombre.

El feminismo es igualdad, de hecho debería ser un valor constitucional al estar integrado y ser guía del valor “igualdad”. Pero mientras tanto, aquellos que solo oyen lo que quieren y que siguen creyendo que el fútbol o la Fórmula 1 es para hombres, y que la mujer debe planchar, otros, como los feministas, lucharemos por la igualdad de género, en la que no se trate a la mujer desde el punto de vista del hombre o al hombre como el centro del universo, sino desde la igualdad absoluta, donde solo haya discriminación positiva en momentos necesarios, que hacen caso a necesidades biológicas programadas por nuestros genes, que mientras el hombre sólo tiene un pene, la mujer debe hacer frente a la dolorosa menstruación, encargarse de gestar una vida y del parto, cuyos dolores a veces superan la rotura de huesos. Ser feminista no es buscar el apoyo incondicional a la mujer, tratar de ponerla en un pedestal y de cobrar toda la tortura que ha sufrido su género desde que el hombre descubrió los metales, sino de que ambos, hombre y mujer, tengan las mismas oportunidades y que la mujer y el hombre sigan sus deseos sin caer en prejuicios o condenar a un género a una posición social concreta, sino, que cada persona, tenga su propio destino y no caiga en juicios sociales absurdos.

No confundan más el feminismo con el desprecio o con una posición de superioridad, aburre y enseña el machismo invisible, no hay ambos, solo hay personas.

David Navas Pires

 

 

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