Insensibles ante el dolor ajeno

Escrito por Francisco Gómez Caja
Viernes, 24 Marzo 2017 14:13

Chaplin en su discurso decía: Hemos progresado muy de prisa, pero nos hemos encarcelado nosotros. El maquinismo que crea abundancia nos deja en la necesidad. Nuestro conocimiento nos ha hecho cínicos. Nuestra inteligencia, duros y secos. Pensamos demasiado y sentimos muy poco. Más que máquinas, necesitamos humanidad. Más que inteligencia tener bondad y dulzura. Sin estas cualidades, la vida será violenta.
 
Es violencia lo que se mastica en nuestras ciudades y cada día lo vemos un poco más en sus calles, manifestaciones a favor de esto o de lo otro, pero siempre en contra de otra parte de la población que opina y siente de forma distinta. A favor de los lobos, y en contra hay personas porque los lobos matan su ganado, a favor de los toros, y en contra están los que le gustan los espectáculos taurinos, a favor de la autodeterminación de Cataluña y en contra los que se sienten también muy españoles, a favor de las piedras de la montaña y en contra los que viven de ellas porque sin piedra no hay fabrica no hay progreso. Pero el lema de los que mueven la opinión pública es “divide y vencerás”.
 
Es también la estrategia de la distracción, de desviar la atención de lo realmente importante. No nos damos cuenta que estamos siendo utilizados por el poder, verdaderamente no nos manifestemos contra lo importante y trascendental, no se lucha por lo que merece la pena alcanzar y lograr.
 
Creo que hay que volver a aquellas manifestaciones colectivas, en que todos reivindicábamos lo mismo. No nos damos cuenta que nos han metido en una guerra economía, y la clase obrera la estamos perdiendo. Reivindiquemos lo que nos permita vivir, y vivir un poco mejor a todos los humanos, luego ya nos ocuparemos de lo demás, y no les hagamos el juego de que nos manipulen desde nuestra ignorancia e idiotez, han desviado nuestra atención de lo realmente importante. Manifestémonos, luchemos, por una mejor educación pública, por una mejor sanidad, por un reparto más equitativo de la riqueza, en contra de la corrupción, y de que se vallan de rositas los que la practican, en contra del desempleo masivo, en contra de unos salarios de miseria, en todo esto estamos de acuerdo. Así nos rebelaríamos contra los que han corrompido este sistema, y contra los que lo están utilizando en beneficio propio.
 
Todo lo demás es devaluarnos (viven todos tan bien, están tan ociosos, que lo que les preocupa son las piedras, los lobos… y sus representantes se dedican a cambiar de nombre las calles, que la Navidad es el equinoccio, que las misas no se hagan en la tele…). Somos tan memos incultos e ignorantes que les estamos haciendo el juego, mientras estemos entretenidos en lo accesorio y anecdótico nos olvidamos de los verdaderos problemas, los que cada día nos esclavizan un poco más.
 
Un político psiquiatra extranjero decía: Abrir un periódico en España, obliga a admitir que están gobernados por locos. Muchos de los que hoy gobiernan son peligrosos enfermos mentales. Algunos creen que ser un buen político significa poder adoptar medidas dolorosas sin que les tiemble el pulso, sin que esas decisiones les afecten, por muy duras que sean. En realidad debería ocurrir lo contrario, el mejor político es el que siente dolor con sus administrados, y el que duda, medita y sufre antes de adoptar decisiones graves que conllevan el sufrimiento humano.
 
Los insensibles ante el dolor ajeno, y aquellos a los a los que no le tiembla el pulso arruinando vidas, y empujando a millones de ciudadanos hacia la pobreza, mientras ellos nadan en la abundancia y la seguridad, son enfermos, que por desgracia han llegado al poder.
 
Lamentablemente esta es la sensación que tengo de algunas de las personas que gobiernan en mi pueblo, y después del pleno extraordinario municipal del día 7 de marzo me quedan pocas dudas de ello. Después de casi dos años diciéndoles a los trabajadores de Lafarge que desde el Ayuntamiento se les va a intentar quitar el puesto de trabajo. Porque su empresa la definen como producción, enfermedad y muerte, y que esperan conseguirlo cerrando la cantera donde está la materia prima, porque así el monte está más verde, y matan dos pájaros de un tiro.
 
Claro que ante esta provocación este desafío y esta actitud chulesca de nuestros gobernantes ante la empresa y los trabajadores, era preceptivo que el primer punto del pleno fuese: Declaración institucional por la libertad de expresión y en contra del odio. Algo así como decir “haz lo que yo diga pero no lo que yo haga”. Porque personajes como el señor alcalde terminan delatándose solos, no se puede estar siempre escondiendo la pancheta, porque al final en algún selfie sale, y se le vio en el pleno anterior, cuando se puso a expulsar concejales por pedirle explicaciones, algo que no había pasado hasta ahora con tantos años de ayuntamientos democráticos. Para pocas fechas después levantar una cortina de humo y así distraer la atención llamándonos a los que somos castellano parlantes, paletos provincianos. Él señor alcalde es toda una enciclopedia de buenas maneras y comportamiento en lugares públicos.
 
El pleno, por supuesto, en los tres puntos restantes eran verdaderas provocaciones, aderezado con la palabrería de la señora concejala de Compromís y su sentido del yo y sus intereses, dentro de su lógica moral egoísta diciéndonos a todos lo que yo digo es lo real y todos deben actuar en mi propio interés. No me explico cómo se tuvo la paciencia de escuchar semejante improperios e insultos a la inteligencia de las personas que estábamos allí, ella y su jefe tienen la costumbre de pensar que se nos puede engañar como si fuéramos niños.
 
Los puntos restantes eran: Solicitud de parque natural en la montaña. Expediente contra lo que llaman incumplimiento de extracción de la empresa. Pronunciamiento desfavorable en contra de las condiciones del gobierno valenciano.
 
Es evidente que un político que no tiene remordimientos, a pesar de los estragos que causa, sin conciencia alguna de culpa, sin arrepentirse de nada, a pesar del sufrimiento y de rechazo masivo de sus conciudadanos, sin que su conciencia se conmueva ante los desempleados que va a crear y que dirige a la pobreza, y la cantidad de gente infeliz que genera su gobierno. Ha debido perder la razón, y estar gravemente enfermo.
 
A los señores de Podemos que en la votación apoyaron al alcalde, y que una de sus afiliadas me dijo que les ofendía con mis escritos. Le contaré un relato sobre una ofensa:
 
Trazó una línea para ver si la pisaba. Ella salto y, en el aire, se ofendió por haber sido sometida a la prueba.
 
Este pequeño relato demuestra que la mayoría de las veces confundimos la ofensa, con la necesidad de defender nuestras convicciones y nuestra propia autoestima, y necesitamos la valoración de los demás para sentirnos felices, pero como ustedes, solo son la voz de su amo, no están valorados, y en consecuencia se sienten ofendidos.
 
Tengo muy arraigada mi capacidad de comprender a los trabajadores, porque lo he sido toda mi vida, y porque les escucho. Soy libre de mis actos y de mi comportamiento, y en general de todo aquello de lo que ustedes carecen, por ello yo no me siento ofendido por lo que puedan decir, al contrario me reafirmo más en mis convicciones, porque apoya a mucha gente lo que digo y como lo digo.
 
Lo que Zapatero definía hace un tiempo en una entrevista como signo de salud, (duermo bien no tengo problemas, y tengo la conciencia limpia) son precisamente los síntomas más claros de algún tipo de enfermedad mental que le impide mirar al pasado. Quizás porque se convertiría en estatua de sal.
 
Seguía diciendo el psiquiatra: El síndrome de los dirigentes que gobiernan las democracias, al no poder comportarse como verdaderos dictadores crueles, tienen otros rasgos y manifestaciones. Se sienten eufóricos, no tienen escrúpulos, no son conscientes de sus errores y fracasos, y son capaces de dormir a pierna suelta (como Zapatero) sin que ni siquiera les afecte el rechazo masivo de los ciudadanos. Su enajenación es de tal envergadura que cometen un error tras otro, por qué la capacidad de análisis no les funciona, y sus decisiones y medidas son producto del desequilibrio. (Le recuerda este análisis a alguien cercano).
 
Por sus errores, fracasos y corruptelas, la profesión de político es la más desprestigiada y odiada de este país.
 
Un abrazo de Paco
 
Francisco Gómez Caja

 

 

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