De ruta (III): Alquería fortificada del agua fresca

Escrito por Albert Llueca Juesas
Viernes, 24 Junio 2016 15:46

Durante el siglo XVI se producen en la costa numerosos ataques de piratas. En 1528 las Cortes de Monzón acuerdan la construcción de obras para la defensa del litoral, así como la creación de una guardia costera. Estas fortificaciones, generalmente torres de guardia, tenían como misión avisar del ataque de turcos y berberiscos que venían por mar y desembarcaban en las costas para invadirlas, arrasar los cultivos, saquear los pueblos y llevarse cautivos, todo ello ayudados de los moriscos que descontentos huían con ellos. A fin de evitar que estos hechos siguieran produciéndose, en 1575, el Rey Felipe II encargó al virrey de Valencia, Vespasiano Gonzaga y Colonna, un estudio de defensa del litoral. Como consecuencia de lo anterior, durante el siglo XVI, la costa de la provincia de Valencia contaba con alrededor de trece torres de vigilancia y defensa. Aunque la zona costera era de gran peligrosidad, la población cultivaba sus fértiles tierras.
 
Esto da lugar al levantamiento de otras torres de defensa y a la fortificación de los edificios, de ámbito rural, como la alquería del Agua Fresca, para albergarse las gentes en momentos de incertidumbre o peligro. Estas torres, en Sagunto, también desempeñaban un papel de avanzadilla en el sistema defensivo de la ciudad.
 
Joan Gilabert Cucaló figura como noble saguntino en 1593. La vivienda con los restos que envuelven el aljibe podría datarse de finales del siglo XVIII, como consecuencia de alguna reocupación, contemporánea a la construcción de algunas alquerías de colonización de la zona, después de la expulsión de los moriscos. Se encuentra en terreno llano, al norte de la población. El conjunto de edificaciones ha sufrido distintas modificaciones a lo largo de su historia. En la actualidad se conserva dentro de un cerramiento de mampostería ordinaria, el huerto, una torre, una vivienda y un aljibe además de distintas estructuras medio derribadas. La torre de planta rectangular y construcción de piedra trabada con mortero, consta de tres alturas y una terraza rematada con merlones, parcialmente restaurados. Una falsa bóveda cubre la planta baja, habiendo poseído el resto de alturas una cubierta de vigas de madera con revoltón.
 
Todos los forjados se encuentran demolidos a excepción de la bóveda de la planta baja y de la cubierta, restaurada, a la cual se llega por medio de una escalera de caracol. La entrada angosta y protegida por un matacán, los sillares empleados en las esquinas de las torres y en especial el uso de aspilleras en toda la edificación, en la planta baja cuatro aspilleras constituyen la única fuente de iluminación, refuerzan su capacidad defensiva.
 
El edificio pudo tener también un uso residencial como prueban la ubicación preferente de las ventanas a los lados este y sur y detalles como la conservación de ventanas con festejador al último piso. Ciertos detalles constructivos de esta torre como la edificación de la planta baja con bóveda, las ventanas festejadoras, los materiales y la técnica constructiva, pueden sugerir una proximidad cronológica entre esta torre y sus vecinas de Benavites y Gilet, de finales del siglo XV. Junto a la torre y conectada con ésta por dos muros que dificultan la entrada a la misma, se encuentra la antigua vivienda de los caseros. La planta actual, de una sola crujía y cubierta a un agua, está formada por cinco cuerpos simétricos con la entrada principal y las escaleras de acceso al piso situadas en el cuerpo central. Con una conservación deficiente, la vivienda muestra una concepción neoclásica en su construcción que se puede ver en la construcción atípica de la distribución interna de la vivienda y en detalles como la escalera de tres tramos o la imposta que separa las dos alturas. En todo caso se pueden distinguir distintos periodos constructivos, encontrándose, por ejemplo un arco de medio punto tapiado en la esquina más próxima a la torre.
 
Adosados al muro, y formando un conjunto separado al extremo este de la alquería se encuentran los restos de una serie de edificaciones de mampostería demolidas y construidas, al igual que la vivienda, apoyándose en el muro de cerramiento exterior. El aljibe se sitúa en el extremo sudeste del conjunto, levantado con distintas técnicas constructivas. Tiene acceso por una entrada de piedra tallada, con dintel de una sola pieza, de inspiración gótica. Los peldaños que descienden hasta el grifo están también construidos con sillares y cubiertos con bóveda de cañón. La calidad del agua conservada en la cisterna que servía de abastecimiento para muchos vecinos de Sagunto ha dado nombre a la alquería. Envolviendo la entrada al aljibe se conservan dos conjuntos de arcos de ladrillo. El exterior se asienta sobre una base elevada, que cierra el acceso, mientras que la arcada interior ha sido aprovechada para construir una caseta que albergaba el motor de elevación. Fuera del conjunto se encuentran dos cuellos de cisterna levantados con piedra y argamasa, uno de los cuales pudo haber servido para instalar una noria. Se conservan impostas de inspiración neoclásica en la vivienda adosada a la torre.

Albert Llueca Juesas
Presidente de L’Arxiu Camp de Morvedre

 

 

SUCESOS

SALUD