El castillo de Sagunto (I)

Escrito por Albert Llueca Juesas
Viernes, 12 Febrero 2016 15:08

El castillo de Sagunto es una fortaleza situada en lo alto del cerro que protege la ciudad de Sagunto (Valencia) España, declarado Monumento Nacional en 1931.

La acrópolis saguntina, el “Castillo”, ocupa un cerro que se extiende a lo largo de más de un kilómetro de longitud. Es la última estribación de la Sierra Calderona en dirección al Mediterráneo. Desde este castillo se disfruta, en días claros, de una extensa panorámica que alcanza desde la cabeza de Cullera hasta Benicàssim.

El castillo de Sagunto fue declarado Monumento Nacional en 1896 conjuntamente con el teatro romano. En 1931 se le volvió a conceder tal reconocimiento.

En este recinto amurallado se conservan una superposición de estilos arquitectónicos debidos a su óptima situación geográfica y estratégica que se convirtió en punto clave para ser ocupada por los pueblos y culturas que llegaron a estas tierras a lo largo de la historia.

La primitiva población ocupó el cerro y de sus construcciones nos han llegado interesantes muros “ciclópeos” y “megalíticos”. La llegada de los romanos, después de la destrucción de la ciudad de ARSE, la Sagunto de la romanización, por los cartagineses en el año 218 antes de Cristo, propició que la población se extendiera más allá de sus muros, quedando dentro del recinto del “castillo” los templos, las casas de los patricios y los edificios oficiales, el foro entre otros. Del Murbiter musulmán distinguimos dos núcleos de población, totalmente diferentes: el “castillo” y la “villa”, ambos amurallados.

A partir del período foral hubo dos poblaciones diferenciadas entre si, Sagunto o sea el “castillo” y Murviedro, la actual ciudad fuera de los muros.

El “castillo” y la “villa” fueron conquistados a finales del siglo XI por Rodrigo Díaz de Vivar, Cid. A principios del siglo XII pasaron a manos de los almorávides hasta que en 1238 se rindió a Jaume I. Fue señorío de Pedro de Portugal desde 1244 a 1250 en qué fue devuelto a la Corona de Aragón.

Sagunto tuvo que sufrir multitud de guerras; las de la Unión, las de Castilla, la de Sucesión, la de la Independencia y las guerras civiles del siglo XIX que dejaron profunda huella en el castillo. En su suelo, en los “Alquerietes”, al pie del “castillo”, fue proclamado el 29 de diciembre de 1874 rey de España Alfonso XII.

El “castillo” ibérico de Sagunto

Muros de Arse. Obligado es, si queremos comprender la importancia histórica que siempre tuvo, y tiene, la ciudad de Sagunto la visita a los muros ciclópeos de la antigua ARSE. Para lo cual saldremos de la fortaleza por las vertientes este y sudeste del cerro saguntino. Unas grandes piedras, colocadas con gran maestría, ensambladas sin argamasa, nos muestran el esfuerzo y la sapiencia creadora de nuestro pueblo que ya era lugar estratégico importando en el siglo III antes del nacimiento de Jesucristo, cuando dio muestras de su amor a su tierra y a su independencia frente al ejército cartaginés al frente del general Aníbal, amo de la península ibérica, quien después de más de nuevo meses de asedio consiguió entrar en la ciudad que encontró destruida y su suelo sembrado de cadáveres.

Plaza de Armas

Este es el recinto amurallado más amplio. Fue siempre el más importante por la cantidad y calidad de los restos arqueológicos de los siglos Y antes de Cristo y el III después de nuestra Era encontrados a lo largo de los tiempos en este recinto.

En esta plaza se pueden admirar los restos del foro romano, templos romanos conocidos desde antiguo y otros descubiertos por el excavador Manuel González Simancas entre 1921 y 1932. Numerosos restos de viviendas iberoromanas. Una inscripción pétrea de gran formato nos recuerda la reconstrucción del foro romano en tiempo del Imperio a costa de un patricio saguntino llamado Cneo Baebio. La casi totalidad del subsuelo de esta plaza lo ocupa una cisterna de construcción romana que ha sido citada por los viajeros e investigadores que estudiaron nuestra historia.

El topónimo plaza de Armas se debe de al hecho que en ella se encontraba la casa del gobernador o del alcaide. Sobre los restos de estos edificios se construyó, en 1925, el museo histórico-militar la construcción del cual subsiste y es utilizado como almacén de útiles. En la plaza se le llamó del Gobernador, con anterioridad de la Alcayt o Alcaide, de Santa María y de la Magdalena por una pequeña ermita, construida en el siglo XVIII en el centro de la plaza, junto a la casa del gobernador.

En la parte posterior de estas construcciones se pueden visitar unas mazmorras conocidas popularmente como los lleoneres. Antonio Chabret nos recuerda que durante las guerras civiles del XIX los lamentos y gritos de los carlistas tomados en ellas se sentían desde la Glorieta y el Corralón.

En el sector suroeste de esta plaza se produce eco, por lo cual popularmente se ha dado a llamar a esta porción de terreno plaza del Eco. Las abovedadas construcciones y una cisterna son la causa de tan popular fenómeno acústico.

Albert Llueca Juesas
Presidente de L’Arxiu Camp de Morvedre

 

 

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