Echar margaritas a los cerdos

Escrito por Bernardo Bartolomé de la Plaza
Jueves, 08 Octubre 2015 15:07

El 1 de octubre de 1931 las mujeres obtuvieron el derecho al voto en España. Más de 80 años después, en 2015, la concejala de Esquerra Unida Roser Maestro trataba de homenajear a la defensora del sufragio femenino Clara Campoamor, pero en versión local. Campdemor, podríamos decir. O Candemor. No puedor. Por la gloria de mi madre. Jarl.

Estallaba de ira la edil tras recibir la invitación de la Policía Nacional al acto en honor a sus patronos. Por lo que parece, la misiva incluía una recomendación del vestuario con el que debían asistir los invitados a tan solemne evento: “los señores traje oscuro, las señoras vestido corto”. Bramaba Doña Roser al terminar de leer la carta. ¿Qué se habrán creído estos maderos? Porque Doña Roser es muy feminista, muy radical y, me atrevería a decir, muy yeyé. Ya saben, el pelo alborotado y las medias de color, duduá.

Sexismo, igualdad de género y otras tantas manidas argumentaciones preñaban un discurso rematado con contundentes epítetos: vejatoria y humillante discriminación. Ahí es nada. Se quedó tan a gusto la regidora que seguramente al día siguiente no necesitara kiwis en el desayuno. Concluía el alegato insinuando que tal vez la indicación textil se había puesto de manera intencionada, ya que es una mujer la que ocupa el cargo de Concejala Delegada de la Policía Local de Sagunto. Así, como sospechando. Dejándolo caer. Por si acaso. Como si en la Policía no tuvieran otra cosa que hacer. Ombliguismo puro.

Desconoce la señora Roser (que me disculpe por lo de señora, es tratamiento formal), todo aquello referido al protocolo, la etiqueta y, en resumen, a las buenas maneras. Desconoce, digo, tal vez por dejadez, falta de formación o lo que es peor: por obtuso convencimiento. La educación no está reñida con la ideología. La acotación se advierte para que nadie acuda inapropiadamente vestido, no es que alguien quiera verle los muslos, señora concejala. La indicación — repito, nunca imposición — no prohíbe vestir un traje de chaqueta. Con pantalón. Para que usted no enseñe las canillas si así lo prefiere. Nadie le iba a impedir el paso, tan solo sus prejuicios. Tal vez el error de la Policía fue dar por hecho que ciertos invitados estarían a la altura de las circunstancias. ¿Por qué esa diferenciación entre hombres y mujeres? Por una sencilla razón: es un acto solemne y no una película de Almodóvar.

No han dudado en aprovechar la situación para tratar de cuestionar a una Institución intachable y moderna como es la Policía Nacional. Desde que han llegado al ayuntamiento proceden con altanería. Se comportan como si les hubiera tocado un sueldo Nescafé durante cuatro años. Como rústicos en Dinerolandia. Siguen abusando de un discurso que huele a cerrado, a naftalina, más viejo que el orinal de mi abuelo, lo compró ya de segunda mano, fíjense ustedes si tendrá años el bacín, cargado de odio y resentimiento. Destilan bilis en sus intervenciones. Una bilis ficticia, por supuesto. Pactada, ensayada, de postura. Discurso del nosotros y nosotras y del miembros y miembras. De ese que no duda en vestirse de reina mora para asistir al final del Ramadán pero que denuncia la opresión católico-machista cuando ven procesionar a mujeres con mantilla y peineta. Discurso de progre revenido, que no progresista. Se han quedado al otro lado de un muro que ya fue derruido hace más de veinticinco años.

Causan fatiga, aburrimiento, hastío. Y lo peor de todo, no vale la pena seguir enmendándoles la plana porque cualquier cosa que se les diga caerá en saco roto. De todo esto extraigo una última conclusión: razonar con ellos es como echar margaritas a los cerdos, dicho sea sin ánimo de ofender ni a concejales ni a gorrinos. Faltaría más, camaradas.

Bernardo Bartolomé de la Plaza
Delegado local de UPyD Sagunto

Modificado por última vez en Viernes, 09 Octubre 2015 00:15

 

 

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