Una vez más la realidad supera a la ficción. Como sacado de un guión de cine negro es lo que estamos viviendo esta última semana con el caso del fallecido C.M.V, un ejemplo más en el que la muerte tiene el poder de convertir  al agresor en víctima y a la verdadera víctima en culpable de un suicidio para nadie deseado, aunque sinceramente, conociendo "su enfermedad del alma" como él mismo lo llamaba, no era de extrañar un final tan trágico en una persona incapaz de hacer frente a la verdad, y capaz de amenazar,  agredir y atemorizar durante años a quien culpaba de todos sus males, su exmujer.

 

Es increíble comprobar cómo el simple hecho de haber ido a varias manifestaciones y vincularse a asociaciones en contra de la ley integral contra la violencia de género, y/o a favor de la custodia compartida convierten automáticamente en inocente a alguien sin más (no importa la realidad del caso, es como un daño colateral en una batalla mayor). Colectivos y personas, que me atrevería a decir que apenas saben de su vida  y que jamás se molestaron en ayudarle y conocer la verdad, se están aprovechando de una desgracia para defender sus intereses, o lavar su conciencia sin darse cuenta del daño que están causando a la mayor perjudicada de esta historia: su hija.

 

 

Nadie pone en duda que para el finado su hija fuera lo más importante,  pero lo que si se pone de manifiesto es que no cumplía siempre con su régimen de visitas, no le pasaba la pensión durante años, no cuidaba su alimentación como correspondía y,  por último no ha sido capaz de estar al lado de su hija a pesar de las desavenencias. 

 

A mi entender, lo importante no es la custodia. Lo importante es poder acompañar a tu hija y él con su muerte intencionada la ha abandonado. Decir que es inocente y victimizarlo es muy fácil (y la red tiene ejemplos deleznables de comentarios o de videos que sesgan la realidad y manipulan). Demostrar la postura de estos grupos de presión no es posible, sin embargo lo contrario está más que corroborado incluso judicialmente. 

 

Cuidado con creernos todo lo que nos dicen. Ni los comentarios de facebook, ni las asociaciones implicadas tienen pruebas para  mantener sus argumentos, y por tanto pedimos respeto y sentido común ante una situación que aún se está convirtiendo en más traumática y dolorosa. Pensemos en la niña que crecerá buscando aclarecer lo sucedido o en la otra parte, la que no tiene voz, la de alguien que vive un calvario doble, el lógico por lo sucedido, y el que están provocando desde el arma de doble filo que es la red en temas tan espinosos como este. 

R.V.I.