Los residuos como combustible ¿Son factible medioambientalmente?

Escrito por Manoj Espinos Cerdá
Viernes, 08 Noviembre 2013 00:58

La gestión de residuos constituye una obligación y una necesidad que las directivas en esta materia de la Unión Europea y la legislación española señalan de forma clara. Tenemos que 1º reducir la producción de residuos, 2º reutilizar al máximo las substancias u objetos que consumimos, 3º reciclar —mediante la separación selectiva de la basura— para la obtención de nuevos productos, materiales o substancias en una operación conocida como  valorización (4º) y como 5ª y última opción llevar a un vertedero. Y este y no otro ha de ser en el orden jerárquico en la gestión de residuos.

Por bien que realicemos todos estos pasos, en última instancia siempre nos quedará un residuo «no aprovechable» que irá a un vertedero, que como todo espacio físico es limitado y que además genera problemas mediambientales añadidos como son los lixiviados, las emisiones de metano, contaminación de acuíferos, etc.  No obstante todavía se puede dar un último uso aprovechando las características de estos residuos como recursos para algunas industrias y valorizar este desecho para que tenga una finalidad útil.

En España el 58% de los residuos van a vertedero, frente a tan sólo el 1% de de Alemania, Austria, Noruega u Holanda. Esto se debe a que las políticas de esos países se han decantado por la disminución de residuos, su reciclado y valorización de lo no reciclable frente a la eliminación en vertedero. Estos son países con un nivel de concienciación social ambiental mayor que los mediterráneos y en donde los partidos verdes tienen un peso específico importante desde hace décadas. Es en donde menos se usa el vertedero, más se recicla y donde más se aprovecha el valor energético de los residuos como materia prima.
Esta energía de los residuos se puede recuperar de dos formas: mediante la incineración para la producción energética o bien mediante su uso como combustible alternativo en hornos de producción de cemento, hierro, vidrio, etc. En estos países este combustible alternativo supone más del 50 % del combustible total utilizado en estos hornos (en Holanda llegan hasta el 80%), frente al 23% de media en España.
La legislación europea, estatal y autonómica establecen siempre que la valorización energética de los residuos ha de ir por detrás de la reutilización, del reciclado y por delante de la eliminación en vertederos.
Medioambientalmente los vertederos son insostenibles de la misma manera que el uso de residuos como combustibles es impopular, debido fundamentalmente a una falta de información o desinformación, pero también de una información falseada e interesada que juega con nuestro miedo y la salud en general.  
 
Habría que matizar algunas cuestiones:
- Estas fábricas utilizan principalmente combustibles fósiles como el carbón y el petróleo, que no son precisamente ilimitados.
- Para abaratar costes (económicos y energéticos) reducen parte de este combustible fósil por otro proveniente de los residuos como son neumáticos usados, lodos de depuradora, serrín y madera, residuos de papeleras, plásticos, rechazo de las plantas de reciclaje, residuos de industrias cárnicas, aceites minerales usados, etc.
- Esta utilización de residuos mediante coincineración, es decir, mezclados con combustibles fósiles, ahorra emisiones de CO2 y gas metano, por ser total o parcialmente biomasa.
- Las altas temperaturas de combustión llegan a 2.000º C destruyen los compuestos existentes en el residuo y no genera un nuevo  residuosfinal.
- En las centrales que incineran residuos para producir energía las temperaturas son mucho más bajas y si que producen un nuevo residuo en forma de ceniza.
- Según estudios realizados por CSIC, diversas Universidades, Agencias Mediambientales y de la Salud (españolas, europeas y estadounidenses) señalan que no presenta ningún riesgo añadido para la seguridad y salud de las personas.
-Los residuos recibidos por las fábricas proceden de gestores autorizados que les dan el tratamiento necesario para que puedan ser un combustible adecuado.
Además en el caso de cementeras pueden reutilizar o valorizar residuos provenientes de escorias, cenizas de procesos térmicos, residuos de construcción y demolición, cascarilla de hierro, lodos de papelera, arenas de fundición, etc., como materias primas.
 
Esto redunda en una disminución en la extracción de arcillas, calizas y esquistos de las canteras suministradoras de estas materias primas.
Claro está que ninguna actividad humana es inocua por si misma, hasta el senderismo mal realizado puede provocar daños en la naturaleza. No obstante hay personas llevadas por una “buena intención medioambiental” prefieren la deslocalización de las “producciones problemáticas” a países del tercer mundo, en donde los controles en seguridad ambiental, bienestar y salud laboral son más bien escasos o brillan por su ausencia, y en donde más pronto que tarde los perjuicios medioambientales nos llegarán al llamado primer mundo.
Todo tiene sus pros y sus contras, ningún sistema es perfecto. Pero, si la valorización energética de la parte no aprovechable de los residuos urbanos e industriales, como alternativa al vertedero, parece que presenta mayores ventajas medioambientales que inconvenientes. Entonces, ¿por qué ese empeño desde algunos sectores u organizaciones en hacernos creer lo contrario?
 
 Manoj Espinos Cerda. (Vecino de El Puerto).

 

 

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